En 1898 Estados Unidos invadió a Puerto Rico conculcando los derechos de vida y hacienda de un millón de puertorriqueños. Lo hicieron a tiro limpio. ¿Violencia?

¿Qué usted cree? Mucho peor que en la que se rompen cristales, puertas y ventanas o el daño que causan pedradas. ¿Es legal invadir a otro país?  ¿Lo hicieron para liberarnos del yugo español? Ya sabemos que lo hicieron para apoderarse de un territorio con gran valor estratégico para adelantar sus planes imperialistas. Puro botín de guerra fuimos y todavía somos.

Ya en pleno siglo 21 ¿Cómo compara ese vandalismo en que incurrieron manifestantes universitarios y sindicalistas ayer primero de mayo con el vandalismo de una Ley Promesa que viola todos los principios democráticos de la nación que los promulga y ventea por todo el planeta ya que dicha ley desmantela el gobierno electo por el Pueblo puertorriqueño con el fin de cobrar una deuda billonaria que ese, nuestro Pueblo, exige sea auditada? Auditada para que se sepa cuanto en verdad se debe y quienes son los deudores.

¿Cómo cae el peso de la ley sobre el vandalismo político anti democrático representado por una Junta de Control Fiscal que rige, POR DECRETO, los destinos de nuestro Puerto Rico? ¿Cómo pueden los puertorriqueños defenderse contra ese tipo de violencia que amenaza sus trabajos, sus derechos laborales, sus instituciones y las habichuelas de sus familias, propiciando lo que a todas luces sería una crisis humanitaria?

Para ese tipo de vandalismo no hay ley que nos proteja.

Impunemente los Estados Unidos no pueden desentenderse de la responsabilidad moral y fiscal que tienen con este territorio que les pertenece por el derecho de la fuerza que surge de una acción criminal que se identifica como COLONIALISMO a la que nuestra patria ha sido sometida por 119 años.

Para ese tipo de violencia, que no son meramente vidrios y ventanas rotas no hay reparaciones ni remedios legales. Y es que no toda la violencia se resume en batazos, pedradas o puñetazos. El gobernador Rosselló debe profundizar sobre estos argumentos antes de dejar caer todo el peso de la ley sobre los que pudieron haber roto cristales, puertas y ventanas el lunes en la Milla de Oro.