Lo dijo todo

Nada que se le añada a lo expresado por Wilda Rodríguez en su columna del lunes en las Perspectivas de El Nuevo Día la hace más verdadera e impactante.

Las páginas de la historia rebosan de los abusos cometidos por los invasores que formalizaron el coloniaje en Puerto Rico con la Ley Foraker de 1900, a la vez que devaluaron nuestra moneda quebrando nuestra economía. Luego se incautaron de los mejores terrenos para bases militares y nos impusieron el monocultivo cañero para engordar las arcas de empresas absentistas. Y de ahí, a la Ley Jones y a las Leyes de Cabotaje en 1920, leyes que todavía ahogan nuestra economía. Ya habemos muchos que hemos escrito sobre todo eso, pero Wilda fue directamente al grano con su Libertad o Muerte.

Y es que lo más bochornoso que ha sufrido la nación puertorriqueña en su historia política ha sido la Ley Promesa que firmara el ‘demócrata’ Barrack Obama en junio del 2016 autorizando el desmantelamiento de un gobierno que, aunque electo por los puertorriqueños, era el más minimizado pujo de expresión democrática. Nos desnudaron aún más para que la marca del Carimbo nos identificara claramente como inferiores, como esclavos.
Y así quedamos en una humillante sindicatura anti democrática de siete personas nombradas por el imperio.

¿Por qué lo hicieron? Una vez se hace de dominio público la naturaleza puramente colonial de Puerto Rico en su relación con los Estados Unidos de América lo justo y muy pertinente hubiera sido que el Congreso de los Estados Unidos y su presidente reconociesen sus maquinaciones delictivas y, antes de exigirle retribuciones económicas a la Colonia procedieran a rehabilitarla políticamente. ¿O es que la dignidad de un Pueblo es violable?

El injusto y abusivo encarcelamiento de Oscar López Rivera, parece sugerir que la dignidad es un delito.
Cada minuto que siga preso Oscar y cada minuto que los puertorriqueños estemos bajo la autoridad de la Junta de Control Fiscal es una violación de nuestros derechos humanos como individuos y como Pueblo. Si la dignidad del hombre es inviolable según rezan todas las Constituciones de este mundo, entonces procede que, Puerto Rico y los puertorriqueños denunciemos el crimen del que somos objeto por el gobierno de los Estados Unidos. Porque esa deuda hace tiempo que la hemos pagado por adelantado.
Y nadie tiene que morir Wilda. Es cuestión de fortalecer la resistencia al más descarado de los coloniajes. Neguémonos a obedecer. Y denunciemos el crimen ante todos los tribunales del planeta.

Abusadores.