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Vocación

Enseña el que sabe.

Se trata de una vocación y quien pretende hacer de laenseñanza su gran propósito de vida tiene que hacerse de los conocimientosnecesarios para poder trasmitir saberes a sus estudiantes y bien merecer elhonroso título de maestro.

Servidor público lo es, porque enseñar, es servir. Y sele paga por sus servicios aunque la importancia de su trabajo social no se midepor la cantidad de dinero que  recibe.

Educarse es un proceso que comienza en el hogar pero esen la escuela donde se formaliza  dándosela dinámica de parlamentar  entre eltutor y sus alumnos y entre alumnos con sus compañeros de salón. El ambiente enlas aulas debe ser reglamentado para garantizar el orden y la disciplina en losofrecimientos magisteriales y en  lasdiscusiones que de ellas surjan. Corresponde pues, al maestro, ejercer suliderato para mantener ese orden contando con el equipo y materialesindispensables para realizar su tarea didáctica.

No son pocos los estudiantes en el salón de clases, entodos los grados, que se sienten obligados de estar alli, bien sea por lapresión del grupo o la autoridad de sus padres y madres  que se han convencido de que sin escolaridadno hay futuro para sus hijos en el mercado de las oportunidades de trabajo. Noes que a los jóvenes les importe tanto el aprender;  es que les conviene estar alli paraacreditarse como educados. “Y aqui esta el diploma”.

Todo en la vida comienza con querer. Eso incluye laeducación. No basta con poder educarse, hay que querer hacerlo.  No basta con poder ir a la escuela, hay queQUERER ir. Si al saber no se le da importancia en la crianza hogareña  señalándolo como un valor y propósito de vida útil, entonces el niño irá a la escuela“ porque todos van” pero no estudiará más allá de lo suficiente para pasar degrado. Se convertirá el recinto escolar, para él,  en un sitio de reunión donde se compartesocialmente. Para muchos, es como una cárcel y por ser asi, de ellaescapan  convirtiéndose en desertoresescolares. Y supuestamente, se liberan. ¿Liberarse para qué? Para ahogarse en el mar de los entretenimientos  y los apasionamientos juveniles.

No obstante, con el tiempo, parte de la matrícula se hará de títulos universitarios yprofesionales, o sea, estudiantes preparados para ganarse el pan nuestro de cada día quedando, en segundas, en latrastienda,  la gran razón de  educarse que no es otra que  la de conseguir los conocimientos y lasabiduría para servir al prójimo.

Saber más es ser más decía un filósofo francés. Pero¿saber para qué?

Saber para servir.No hay mejor razón.

Pero lo que aplica para el estudiante aplica igual parael maestro cuya misión no se limita a cuidar la niñez y la adolescencia en elsalón de clases sino transmitirle ideas y conocimientos que lo motiven a pensarsobre esas ideas y sobre las destrezas aprendidas. Porque la lectura y elanálisis sobre y de asuntos importantes no es solo para lograrse  en la escuela sino también fuera de ella; enel hogar y dondequiera que haya vida y se compartan experiencias.

No todos los maestros se gradúan en igualdad de saberes ypreparación intelectual por lo que, si yo fuera Secretario de Educación,propondría que los maestros REVALIDARAN como se le exige a los abogados y a losingenieros. Y no descartaría el programar para ellos cursos de adelantamientoprofesional. Estos talleres se ofrecerían algunas noches por semana y lossábados durante el día pero pagándole al matriculado por estudiar esas horasextras en materias especializadas como español, inglés, matemáticas, cienciasetc.

La educación en Puerto Rico, pública y privada, no hasido la mejor.

Se debe, en gran medida, a que nuestros niños y jóvenes de las últimas generaciones han venidosufriendo los embates de las mil y una diversiones que le restan valía a losasuntos serios del saber, tanto a las filosofías de vida y valores como a ladel pragmatismo de las ciencias y la tecnología.

Algo muy parecido pasa en los poderosos Estados Unidos deAmérica que se clasifican  primero enriquezas, primero en poderío militar, primero en criminalidad, enentretenimientos y vicios pero rezagados en educación y cultura. Ni hablar delos daños colaterales de la violencia; violencia que puede atribuirse  en gran medida a la falta de educación y altrastoque de valores que no es otra cosa que el mal diseño de sus prioridades.

Por eso, son muchos los maestros que repudian la conductadesordenada que se generó en el hemiciclo del Senado el jueves 20 de diciembreincluyendo la indecencia de orinarse sobre la banca del legislador Aníbal JoséTorres. No hay forma de justificar esos actos por parte de personas educadasaún admitiendo el haber sido maltratados en el proyecto de Reforma del Sistema de Retiro. Maltrato que mucho tuvoque ver con la prisa que sometieron y aprobaron el proyecto.

En todas las profesiones, y la de maestro no esexcepción, encontramos excelencia, mediocridad e incapacidad. Soy el primero enseñalar la nobleza de propósito en la gestión magisterial pero no es menosnoble la del médico o la del sacerdote.

En las tres el concepto clave es : VOCACIÓN.

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