El espejismo de la dependencia
Cualquier persona que indague sobre el desempeño económico que debería experimentar Puerto Rico en este 2019, recibirá múltiples proyecciones, augurios y teorías.
Pero hay un denominador común que, con distintos matices, está presente en cada una de las contestaciones: los fondos federales.
Y es que en tiempos post María, las asignaciones del gobierno de los Estados Unidos, sobre todo aquellas que se aprobaron para la reconstrucción, son la materia prima sobre la cual los economistas y expertos basan sus pronósticos de crecimiento para Puerto Rico.
Pero esos mismos fondos federales, aunque necesarios para restaurar la infraestructura de la isla tras el devastador paso los huracanes Irma y María, podrían ser el talón de Aquiles para un Puerto Rico que inicia su decimotercer año en depresión económica.
Es harto conocido que esa lluvia de fondos federales será temporera. Si Puerto Rico, en paralelo, no trabaja en una estrategia amplia de desarrollo económico, ni en las reformas estructurales necesarias que viabilicen que la ciudadanía y las empresas tengan más dinero en su bolsillo para invertir, el dinero federal llegará y se irá, y nuestra isla quedará en el estancamiento que nos ancla desde el 2006.
¿Acaso no aprendimos la lección de los Fondos ARRA? Cuando el expresidente de los Estados Unidos Barack Obama firmó en el 2009 la Ley de Reinversión y Estímulo Económico (ARRA, por sus siglas en inglés) como respuesta a la Gran Recesión, se produjo un paquete de estímulo multimillonario del cual Puerto Rico recibió alrededor de $7,000 millones.
La economía de Puerto Rico solo tuvo un impacto económico positivo en el año fiscal 2012, con un crecimiento de apenas un 0.1%, según data histórica de la Junta de Planificación. Luego, una vez se agotaron los fondos ARRA, nuestra economía volvió a caer.
Y aunque hoy se esperan mucho más dinero en fondos federales en comparación con la era de los fondos ARRA, ya estamos viviendo el reto de los desembolsos, así como la amenaza del propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien juega con la idea de redirigir fondos asignados para atender los desastres provocados por los huracanes para financiar su añorado muro.
En resumen, los fondos son una especie de salvavida destinado a desinflarse. Si no nos queremos ahogar, tenemos que desarrollar nuestra economía de manera sostenible.
Y las ideas de cómo impulsar nuestra economía abundan. Convertir a la isla en un “hub” de trasbordo aéreo es una de esas ideas mencionadas por varios economistas y expertos en un artículo de revista Negocios de nuestra periodista Marian Díaz. La idea, sin duda, podría generar crecimiento para la isla y no solo hace sentido por nuestra ubicación geográfica, sino por el ecosistema aeroespacial que Puerto Rico viene desarrollando desde hace más de 15 años.
De hecho, la industria aeroespacial es uno de esos raros ejemplos de iniciativas que comienzan en un gobierno y se van fortaleciendo con la llegada de otras administraciones. Infotech, una de las principales industrias en ese renglón aquí en Puerto Rico fue establecida en 2003 bajo la administración de Sila María Calderón. Durante la gobernación de Aníbal Acevedo Vilá esa empresa siguió expandiendo exponencialmente, así como otras empresas incluyendo Axon, de la mano de administración de Luis Fortuño. Con Alejandro García Padilla llegó a Puerto Rico Lufthansa Technik con una importante operación de reparación de aviones y tan reciente como la semana pasada, Ricardo Rosselló anunció una expansión de Honeywell en Moca.
A diferencia del habitual cambia y cambia de las administraciones, la industria aeroespacial ha demostrado un crecimiento consistente por las pasadas dos décadas y uno apoyo de azules y rojos por igual. Construyamos entonces sobre esta y otras potenciales industrias, como el agro, el turismo y la manufactura de genéricos, para seguir fomentando actividad productiva en la isla. Estos, a diferencia de la asignación de fondos federales, son elementos que sí podemos controlar.