El taxi
Los taxistas siguen invirtiendo su energía en luchas estériles, guiados por una estrategia totalmente errada.
Esto no significa que sus puntos en contra de Uber no tengan validez. Pero su estrategia, sin duda, acelera rauda y veloz por un callejón sin salida, donde al final chocarán con una triste realidad.
El lunes en la tarde Uber convocó a cerca de 1,800 conductores puertorriqueños, de los más de 5,000 que dijeron estar interesados en participar de su modelo de negocio, en un evento masivo en Hotel Sheraton del Centro de Convenciones.
De hecho, la propia empresa confesó en entrevista con nuestra periodista de Negocios, Yalixa Rivera, que esta es la primera vez en la historia de Uber que la empresa hace una convocatoria de esta índole. La razón para hacerla: Uber nunca había experimentado una avalancha de peticiones tan grande como la que ha tenido en Puerto Rico.
Los taxistas no perdieron tiempo. Dejaron varados a sus potenciales clientes y aceleraron hasta el Centro de Convenciones para tirar botellas vacías e insultos a potenciales conductores de Uber-muchas de ellas mujeres- que llegaron hasta Miramar en busca de oportunidades para generar ingresos en medio de una economía que lleva 10 años en contracción.
Pregunto ¿Qué empatía puede lograr un taxista tirándole una botella de agua vacía a una madre soltera que busca echar adelante a su familia? Exacto.
Ciertamente no debemos generalizar. Pero no cabe duda de que la experiencia de muchos de consumidores en Puerto Rico a la hora de tomar un taxi ha sido nefasta. Los cuentos de tarifas exageradas, demoras e inconsistencia en los servicios abundan.
Así las cosas, en vez de lanzarse a la calle a gritar y a amenazar, las manifestaciones de los taxistas deben estar caracterizadas por datos racionales y no emocionales. Su estrategia debe comunicar cómo ellos van a mejorar su servicio. Deben demostrar cómo van a ser más competitivos en lo que a servicio y a tarifas se refiere. Deben trabajar a todo vapor con la solución tecnológica que prometieron hace un tiempo y que busca competir con Uber. Si no cambian su retórica, el tiempo seguirá pasando y Uber llegará a la Isla en un abrir y cerrar de ojos. Cuando los taxistas choquen contra ese callejón sin salida, se darán cuenta de que perdieron su tiempo gritándole a la globalización en vez de utilizar su energía para atemperarse a los tiempos.