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La celebración del Día Internacional de la Mujer, el pasado viernes, tuvo múltiples significados para quienes lo conmemoraron, así como para aquellos que se hicieron de la vista larga.

Para algunos, el día fue motivo de celebrar los avances en ruta hacia la equidad y un espacio para subrayar la importancia de que las mujeres ocupen roles prominentes en el quehacer socioeconómico del país. Para otros, fue un día de levantar la voz y denunciar la inequidad que todavía persiste y la inaceptable violación a los derechos de la mujer.

Paradójicamente, a menos de 24 horas de la celebración a nivel mundial, aquí en Puerto Rico el Senado aprobaba un proyecto de ley sobre el aborto que restringe los derechos de las mujeres, provocando el rechazo de quienes luchan por ellos.

Pero independiente de lo que usted celebró ese día, la lucha por los derechos de la mujer fue precisamente la génesis de lo que se conmemora el 8 de marzo. Aunque se celebra oficialmente por las Naciones Unidades hace 44 años, la celebración se remonta al 1910, cuando en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se sugirió la recordación anual.

En marzo 8 de 1917, cuando las mujeres lograron derecho al voto en Rusia, el día quedó fijado y fue adoptado por diversos países hasta que las Naciones Unidas lo reconoció formalmente en 1975.

Ahora en 2019, la lucha por esos derechos debe continuar sin pausa y carente de distracciones. Esto dado a que la ruta hacia la equidad está inconclusa en diversos frentes, incluyendo en el ámbito laboral y de negocios, la esfera política y el mundo académico. Eso no es secreto.

Lo que muchos aún no ven es que ésta es una lucha que las mujeres no deben librar solas. La batalla nos toca a todos y para darla tenemos que educarnos, ser empáticos y entender por qué es importante la equidad de género.

Eso conlleva internalizar el que las mujeres tienen que disfrutar de los mismos derechos y oportunidades que los hombres. También requiere reconocer que esa paridad no es capricho ni moda, sino que está estrechamente vinculada al desarrollo sustentable de una sociedad.

Hace casi una década, recuerdo haber planteado en una reunión de planificación con el equipo de Negocios mi preocupación por la falta de voces femeninas en nuestras páginas. Una década más tarde, siento que ha habido avances, pero no los suficientes.

En una conferencia reciente sobre equidad de género en el lugar de trabajo, al platicar sobre este tema y la falta de voces femeninas que participan en entrevistas en los medios de comunicación, una de las panelistas comentó que empresarias y ejecutivas, incluso mejor preparadas que sus contrapartes masculinos, son más tímidas a la hora de hacer expresiones públicas y hablar con los medios.

Al mencionar esto hace unos días en una conversación entre editores, un colega opinó que no necesariamente es un tema de timidez, más bien tiene que ver con la manera en que las mujeres son juzgadas cuando hacen expresiones en los medios en comparación con los hombres.

Un hombre al que un periodista llama para reaccionar a algún tema está dispuesto a decir “cualquier disparate” y no hay mayor repercusión. Una mujer, en ocasiones pide más tiempo para ponderar su respuesta y ese tiempo la limita debido la inmediatez con la que los medios deben reportar la información.

Ese tiempo adicional que piden algunas mujeres abordadas por los medios, relató el colega, responde precisamente a cómo van a ser juzgadas cuando toman posturas firmes sobre temas controvertibles o debates en la palestra.

Esta realidad tiene que cambiar. Y se trata de una transformación cuya ruta se acortará en la medida en que los tornemos en un esfuerzo colectivo. Con esto en mente la edición de hoy presenta grandes lideresas y voces femeninas abordando diversos temas en busca de una sociedad más equitativa y productiva.

El reto para todos es reconocer que el esfuerzo por lograr un mejor balance en cuanto a la equidad de género no se limita a un día, ni a una semana. La asignatura pendiente es lograr que las voces de las mujeres, y la lucha por sus derechos, sean proyectadas y escuchadas de manera consistente. Esa es la gesta que todos debemos abrazar.

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