De acentos y colores
Cuando entrevistaba esta semana al doctor Howard Rodríguez Mori, un estudioso de la migración boricua principalmente hacia la Florida, me llamó la atención que le sorprendiera el contenido de un estudio de la organización no gubernamental Southern Poverty Law Center (SPLC, por sus siglas en inglés) que revelaba que este estado ocupaba la segunda posición entre las jurisdicciones en Estados Unidos con más grupos de odio.
Según el informe, en Estados Unidos hay 917 organizaciones que en la actualidad promueven creencias y actividades que fomentan el odio contra grupos minoritarios como hispanos, musulmanes, negros y miembros de la comunidad LGBTT. De ese total, 63 están en Florida. La primera posición la ocupa California con 79 organizaciones.
Me decía el profesor Rodríguez Mori que el reporte le causaba sorpresa porque en los más de 20 años estudiando el tema, parte de los cuales los ha vivido en este estado sureño, nunca ha experimentado una situación de rechazo más allá de alguna mirada extraña cuando la cadencia de su acento boricua se imponía en algún momento.
Aunque es reciente mi mudanza a esta zona de la florida central y no es mucha la gente que conozco, los pocos que van integrándose a mi círculo de amigos y conocidos me han comentado lo mismo: que en esta franja floridense no se palpa un rechazo vehemente contra los hispanos. Claro, me aclaran que esto no implica que no haya racismo. Lo hay, pero parece estar latente, guardado, frenado por alguna fuerza, como la del muro de una represa que aguanta la escorrentía que asoma por los meandros de un río.
La historia nos recuerda que cuando los grupos minoritarios crecían, la población existente -los grupos de poder- recrudecían sus estrategias de opresión, como ocurrió con los esclavos en el sur de Estados Unidos, y como ocurrió siglos antes con los hebreos en Egipto. Al final, todos sabemos cómo terminó la historia en ambos casos.
Precisamente, esta semana uno de los activistas que participó en la organización de las protetas de odio en Charlottesville, Virginia – Jason E. Kessler- manifestó lo siguiente: “Los blancos nos estamos convirtiendo rápidamente en una minoría y si no somos capaces de defendernos a nosotros mismos, nos vamos a extinguir”. La cita apareció publicada en varios medios como ProPublica y Forbes, entre otros.
De suerte, en la Florida Central hay un racimo de grupos no gubernamentales que ha florecido y de forma militante mantienen diversos frentes de acción y comunicación para educar sobre lo enriquecedor que es una ciudad, un estado, un mundo multicultural y tolerante, lleno de la musicalidad de los diversos acentos, y adornado con los colores de todas las pieles.
Apostemos a eso.