El duro camino de Puerto Rico
La crisis de electricidad confiable en Puerto Rico debería obligarnos a acelerar la adopción de nuevos proyectos de energía renovable para disminuir la dependencia en el petróleo.
Aunque la meta es que, para 2050, el 100% de la energía en Puerto Rico provenga de fuentes renovables, hoy día estamos en apenas el 3 por ciento. En España, por ejemplo, es de casi 70 por ciento y sigue creciendo.
Ahora mismo, la casi totalidad de proyectos “críticos” dirigidos a ese fin en Puerto Rico choca contra el muro de la Junta de Supervisión Fiscal, que desde el huracán María, en 2017, ha clasificado apenas uno como crítico y ha rechazado cuando menos una decena.
Ahora tiene ante sí 18 proyectos que se enfrentan, como los anteriores, al cúmulo de exigencias burocráticas de la Junta para siquiera mirarlos, mucho menos ponerles el necesario sello de “proyecto crítico” para acelerar los trámites hacia su consecución.
Esto ocurre a pesar de que el propio organismo reconoce la necesidad de agilizar la transformación hacia el gas natural y las renovables, uno de los criterios que la Junta debe tomar en cuenta a la hora de dar su visto bueno a proyectos energéticos necesarios y urgentes.
Las exigencias se basan en el Título V de la Ley Promesa, el estatuto federal que creó la Junta, pero resulta obvio que complican el proceso y que no contribuyen a la agilización que se persigue.
Luego del reciente huracán Fiona y tras la visita de tres horas que hizo el presidente Joe Biden a Puerto Rico, se han renovado las esperanzas de que finalmente comiencen a moverse las cosas con la agilidad necesaria. Para ello, y sin imputarle lentitud o negligencia al gobierno ni a la Junta, Biden puso al mando a su secretaria de Energía, que ya estuvo en días pasados en la isla.
No hay duda de que Puerto Rico tiene que atender prioritariamente la crisis actual, provocada por el estado deplorable de la infraestructura y la pobre respuesta de la privatizadora Luma, y a la vez continuar convirtiendo las plantas a gas natural, un paso lógico hacia la transformación energética del futuro.
Es responsabilidad de todos allanar el camino hacia los nuevos tiempos. La tarea es ardua, compleja e irrenunciable.
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