“Wishful thinking”
El gobierno de Puerto Rico lleva décadas, administración tras administración, tapando su incapacidad para atajar el crimen con la excusa de que está ligado mayormente al narcotráfico.
Y es cierto. Pero, ¿porqué entonces no se trazan estrategias que vayan a atacar justamente eso? ¿Y porqué sigue creciendo el trasiego de drogas, provocando víctimas que no solo están vinculadas al negocio ilegal sino también gente inocente que es asesinada sencillamente porque pasaba por allí?
La Policía es inefectiva en el control de la criminalidad asociada a las drogas porque no tiene las armas —más allá de las de fuego— para enfrentar el caos social que provoca el narcotráfico. Seguramente no es por falta de voluntad, ni de equipamiento o entrenamiento adecuado.
La razón principal está fuera del alcance de las distintas administraciones. Lo que falla es que no pueden hacer nada para evitar la entrada de drogas, ni de armas, porque no controlan las fronteras del país, en manos de las autoridades federales.
Y entonces se limitan al “wishful thinking”, esperar que las cosas ocurran porque sí.
No decimos que Estados Unidos sea leniente en la lucha contra el crimen asociado a las drogas. No lo es. Pero esa separación de poderes policiales limita los de las autoridades puertorriqueñas y se convierte en un gran obstáculo a la hora de planificar estrategias efectivas. O quizás en una gran excusa.
A lo largo de los años se han suscrito acuerdos entre ambas jurisdicciones para combatir la droga, es cierto. Se han registrado victorias importantes, pero también muchos fracasos porque la visión federal del problema no se enfoca en lo inmediato, en los 20 asesinatos del fin de semana, en la droga que se distribuye al detal y provoca los desencuentros que acaban a tiros.
En ese aspecto tiene que centrarse el gobierno del país. Para ello necesita una Policía fuerte, en la calle, presente, pero también mejor educación, salud de calidad y buenos servicios sociales.
Hay que revisar prioridades. No podemos permitir que la Policía que combate el crimen en la calle se reduzca hasta el punto de ser invisible. Como tampoco cerrar escuelas, limitar los servicios de salud y descuidar el bienestar de la gente.
Menos contratos fatulos a los amigos y más presupuesto para lo que de verdad importa. Que no se trata solo de mirar al norte y sentarse a esperar milagritos.