Si tomamos en serio las palabras del gobernador Pedro Pierluisi, mejor nos hacemos a la idea de que Luma está aquí para quedarse por mucho tiempo.

La responsabilidad principal recae en el propio gobernador, aunque corresponde a Luma brindar el servicio eléctrico de calidad que se comprometió a ofrecerle al país, un compromiso con el que no ha cumplido.

Echarle la culpa a la Autoridad de Energía Eléctrica es patear el balón hacia afuera de la cancha. El monopolio estatal fracasó por el alto grado de politización, la administración deficiente, el abandono de la infraestructura y las malas relaciones entre patrono y sindicatos, pero el gobierno le hizo creer a una gran parte de la población que la privatización resolvería los problemas.

Ya sabemos que no lo ha hecho, como tampoco lo hizo en la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, aunque nadie se acuerda del reverzaso que hubo que darle a aquel proceso.

Ahora nos vemos en una encerrona con Luma, un “catch-22” que le llaman en inglés. Veamos.

Pierluisi prácticamente dijo este martes que no tiene intención de prescindir de Luma, a menos que Luma decida que se quiere ir cuando venza el contrato en noviembre.

Pero, si eso pasara, todavía tendríamos que mantener a Luma a cargo del servicio eléctrico hasta tanto la Oficina de Alianzas Público Privadas buscara y encontrara otro privatizador.

Y, durante esa transición habría que pagarle a Luma incluso más dinero del que se le paga bajo el contrato existente, según lo que dijo Pierluisi. Conste que ya pidieron un aumento de $7 millones a su contrato de $115 millones anuales.

Es muy probable que Pierluisi tenga razón cuando admite que no podemos salir de Luma, pero eso no lo libera de responsabilidad. Al contrario, si eso es así, entonces el gobernador debe responderle al país porqué aprobó un contrato tan evidentemente perjudicial a los intereses del gobierno, léase, del pueblo.

El servicio de electricidad no va a mejorar con ningún privatizador porque nuestros políticos lo convirtieron en chatarra. Luma lo sabía cuando se hizo cargo y el gobierno, léase Pierluisi, también.

Hemos tirado el dinero, no hemos arreglado la infraestructura a pesar de tener los fondos federales y estatales para ello, la AEE sigue quebrada y Luma permanece ahí.

A esa encerrona nos enfrentamos. Que no nos vengan con más cuentos.