La hora de Wanda Vázquez
Si el país consiente la burla que Thomas Rivera Schatz y Jenniffer González planean para deshacerse de Wanda Vázquez, entonces la Constitución será papel mojado.
Lo que hicieron el miércoles los nueve jueces del Tribunal Supremo, que se unieron en una sola voz para declarar inconstitucionales las enmiendas de 2005 a la ley de sucesión en la que se apoyó Pedro Pierluisi para jurar como gobernador, no habrá servido de nada.
Por el contrario, los planes del presidente del Senado y la comisionada residente en Washington serán un remedio peor que la enfermedad y representarán una burla a la Constitución que, sin duda, usaron de excusa para sacar del medio a Pierluisi y acomodarse ellos.
No se equivoque nadie, no hay que robar para incurrir en corrupción. Y torcer para beneficio de unos pocos la voluntad popular, que ya se demostró en julio cuál era, también es corrupción.
Ojalá que, como parece por sus actitudes iniciales, la flamante gobernadora Vázquez se haya percatado del error tan grave que sería prestarse al chanchullo y renunciar para complacer los caprichos de dos personas que se aprovechan de las circunstancias actuales para tratar de impedir los cambios que quiere el pueblo.
Los cientos de miles de ciudadanos que salieron a las calles a protestar contra los desmanes de Ricardo Rosselló y sus acólitos no avalaron a Wanda Vázquez, pero con Wanda Vázquez se cumple con la sucesión constitucional.
La gente dio un primer paso gigantesco en dirección a la verdadera recuperación del país, que tiene que darse sobre las bases de un gobierno transparente que rechace y combata la corrupción.
Es momento de reflexionar sobre el futuro y Vázquez parece dispuesta a timonear el barco durante ese proceso, cuya definición está a la vuelta de la esquina. Esta es su hora.
La hora de las candidaturas vendrá dentro de unos meses y esta vez, tras los acontecimientos recientes, las exigencias de los electores serán mayores que en años anteriores.
Los políticos, por su parte, tienen que saber que el pueblo ya conoce el alcance del poder de la unidad y que los tiempos de esperar pacientemente cuatro años para sacar a un gobernante son historia.
La gobernadora tiene ante sí una gran responsabilidad, pero también una tremenda oportunidad de desligarse del pasado y reparar los errores cometidos mientras fue miembro del gabinete de Rosselló.
González y Rivera Schatz que esperen, que hagan propósito de enmienda también y se sometan a la voluntad del pueblo.
Si insisten en forzar la situación, aumentarán la suspicacia de los ciudadanos y eso tiene un precio muy alto. No se olviden de Ricardo Rosselló.