Vivimos una nueva era de eficiencia energética. Sí, este país al que le tomó un año volver a la normalidad tras el apagón general provocado por el paso del huracán María, no solo ha reparado la red eléctrica sino que también la ha hecho eficiente. O eso dicen.

La Autoridad de Energía Eléctrica acaba de anunciar que nuestras facturas de luz van a bajar en hasta $30 mensuales a partir de este mes, todo gracias a la eficiencia alcanzada en los procesos de generación de energía.

Así, como por arte de magia, después de que el país comprobara que era cierta la predicción del entonces director ejecutivo de la AEE, Ricardo Ramos, de que un huracán nos dejaría sin servicio de electricidad durante por lo menos seis meses, no solo tenemos luz, sino que también es más barata.

Cuánto nos durará la buena racha, es difícil de predecir. Porque seguimos dependiendo de combustibles fósiles –llámese petróleo o gas natural—y seguimos nadando contra la corriente mundial, que conduce hacia las energías renovables, como lo son el sol y el viento.

De eso tenemos de sobra, pero es más barato y juega contra los intereses económicos que han controlado por décadas a la AEE y nos han mantenido rehenes de los combustibles contaminantes.

Los precios del petróleo y del gas fluctúan. Eso y la eficiencia en los procesos de la que habla la AEE permiten que este mes podamos pagar menos por la electricidad que consumimos.

El mes que viene, quién sabe. Ya hoy se reportaba un leve aumento en los precios del crudo.

De todos modos, es un alivio, temporal pero alivio al fin. Lo que no podemos perder de perspectiva es que dependemos de una infraestructura eléctrica vieja y maltrecha que nos dejó a oscuras durante meses, en algunos casos hasta un año.

Renovarla con visión de futuro es lo único que nos permitirá, a la larga, recuperar la tranquilidad y la confianza perdidas con el histórico apagón de María.