Por casi la totalidad de los cuarenta minutos reglamentarios, los españoles dominaron a los croatas en el marcador para -final y sorpresivamente- caer vencidos por dos puntos en el básquet de las Olimpiadas de Río.

Esto pasa en las mejores familias y suele ocurrir cuando el rival es uno que no se rinde y que se mantiene cerca del puntero. Esto a pesar de que varias veces los ibéricos sacaron ventaja de 12 puntos. Pero los croatas no dejaron de fajarse, y haciendo un esfuerzo supremo en los rebotes ofensivos y en la defensa lograron los puntos decisivos en los últimos segundos.

Pau Gasol hizo de todo para sacar a su equipo adelante, pero tuvo en Bojan Bogdanovic un rival de mucho talento que, junto al juvenil Dario Saric, hizo las jugadas que dieron la victoria al equipo que se consideraba inferior.

Por su parte, los Estados Unidos, dirigidos por el mejor ‘coach’ que los haya dirigido en juegos internacionales, Mike Krzyzewski, le pasaron el rolo a China utilizando la estrategia superior de presear hombre a hombre por toda la cancha y simplificar su ofensiva buscando siempre el tiro abierto sin muchos pases. No obstante, los vi muy pasivos contra Venezuela, con quienes empataron a 18 puntos en el primer parcial. Me di cuenta que el Coach K había cambiado velocidad por estatura y fuerza y eso me sorprendió porque fueron los chamos los que “presearon” a los ‘americanos’. Aún así, se impuso la habilidad individual de los estadunidenses.

A los equipos europeos siempre les ha molestado el preseo individual que los obliga a driblear más que a pasar.

Más tarde vimos ganar a un equipo de Argentina con figuras como Manu Ginóbili, Luis Scola y Andrés Nocioni. Me impresionó su defensa cerrada individual con presión por toda la cancha y –claro- su triunfo sobre Nigeria era previsible. Los africanos, que se distinguen por su capacidad atlética, no pudieron superar la defensa de los gauchos.

En cuanto a la actuación de nuestra delegación, me emocioné ver al sexteto femenino de voleibol jugar de tú a tú con el de los Estados Unidos y con el de Serbia. Ambas derrotas fueron honrosas.

El triunfo de la tenismesista Adriana Díaz en su primer partido hizo historia. Y su derrota contra la jugadora de China nada le resta a su expediente, si consideramos que se trata de una niña de 15 años jugando en una Olimpiada. Sufrí la derrota de Afanador contra el tenimesista egipcio que se aprovechó de una falla en el ‘forehand’ del boricua, que no dejó de fajarse hasta el final. Nuestro progreso en el deporte de tenis de mesa ha sido lo mejor de nuestra historia deportiva en la última década. Hay que felicitar a Iván Santos por su trabajo presidiendo esa federación.

Y cierro con la alegría de los triunfos de Mónica Puig en el Tenis. Sin embargo, ganando o perdiendo, me siento orgulloso de nuestros atletas que tan dignamente representan nuestra nacionalidad en estos Juegos Olímpicos.