El Basket Boricua, con una tradición de más de setenta y cinco años, ha producido cantidad de héroes nacionales como lo fueron Raúl Feliciano, Pachín Vicens , Teo Cruz y más recientemente Raymond Dalmau, Piculín Ortiz, Carlos Arroyo y José Juan Barea.

Pocos se hubiesen imaginado que, en el baloncesto femenino puertorriqueño, pudiera surgir una figura de igual importancia. Cuando la vi jugar por primera vez con la camiseta de Puerto Rico en los Juegos Panamericanos del 2011 logrando la medalla de oro para nuestro equipo, no tuve dudas de que teníamos en el basket de mujeres lo que fuera Pachín Vicens en el 1959.

Por lo expresado en el párrafo anterior, es inconcebible que alguien en este país pudiera desearle mal a Carla Cortijo. Lamentablemente unos malos entendidos y quizás por falta de asesoramiento Carla ahora mismo no nos representa en el Preolímpico en Edmonton donde, al jugar, se hubiera destacado como siempre y eso le hubiera servido para firmar un mejor contrato con el equipo de Atlanta en la WNBA.

De la información que se ha difundido en las últimas 48 horas, concluyo que luego de cumplir su compromiso con Puerto Rico en Canadá, Carla podía firmar con Atlanta y jugar en unos diez partidos de temporada que le restan a esa franquicia profesional.

Su calidad de baloncelista la califica para jugar en la WNBA y por eso esa puerta siempre estará abierta para ella. Además, me alegro de que la Federación de Baloncesto y su Junta de Gobierno se proponga obviar el sancionarla y de inmediato concederle el permiso de realizar su sueño como profesional.

Estoy seguro que de haber mediado mejor comunicación y asesoramiento este problema se hubiera evitado. Para mi ha sido una controversia que me ha afectado sentimentalmente y como profesional porque siempre he valorado por todo lo alto la valía de nuestra gente.

Pasemos, pues, la página y esperamos que Carla Cortijo represente a Puerto Rico en la WNBA tan honrosamente como lo hizo en el escenario internacional.