Comprobado: Más empresas nuevas = más riqueza
Si queremos más riquezas, necesitamos formar nuevas empresas. Si queremos más innovación al servicio del bienestar de los ciudadanos, necesitamos formar nuevas empresas. Si queremos nuevos empleos, necesitamos formar nuevas empresas. Esa es la conclusión de varios estudios exhaustivos de distintas entidades dedicadas a medir la actividad económica, incluyendo la Fundación Kauffman, MIT y la Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Para estar claro, este efecto no lo logra cualquier pequeña o mediana empresa (PYMES). [1] Me refiero a empresas que son jóvenes (5 años o menos), y dentro de las mismas, las más escalables y las que son respaldadas por capital de inversión de riesgo. [2] Estos estudios revelan que las nuevas empresas han sido responsables por la totalidad de los nuevos empleos netos en los Estados Unidos por los últimos treinta años. Un estudio de la OCDE demuestra que ese comportamiento se replica en decenas de otros países.
Claro está, que estas empresas también destruyen muchos empleos. Pero las que sobreviven, a la larga crecen más rápido y crean más riquezas y desarrollo económico que cualquiera en otra categoría. Más allá de cantidad de empleos, crean riqueza, dinamismo económico e innovación que beneficia a la gente. Además, tienen un efecto exponencial en su entorno, ya que cada dólar de inversión en la economía de la innovación tiene un impacto de cuatro dólares en el área circundante, mucho más que lo que ocurre con la economía tradicional. [3]
Esta es una conclusión importantísima en la formulación de política pública para el desarrollo económico de Puerto Rico, ya que estas tendencias son similares en muchísimos países del mundo. En futuras entradas profundizaré sobre las mismas.
Pero, ¿cómo viabilizar nuevas empresas en la isla dada las dinámicas de la economía mundial? Solo debemos observar nuestra propia conducta para encontrar una respuesta: nos despertamos buscando nuestro smartphone, compartimos fotos por Facebook, leemos correos electrónicos, texteamos, tuiteamos, googleamos, blogueamos, descargamos música, nos reímos en YouTube, compramos en Amazon, jugamos con Xbox y nos quedamos dormidos con Netflix: nos desplazamos en un cosmos interactivo que nos conecta sin barrera alguna a miles de millones de seres mundialmente.
¿Te parece que esta vía interactiva puede ser precisamente la clave para exportar al mundo desde nuestro preciado terruño? Eso ha comprobado Gasolina Móvil, empresa nativa que comienza a internacionalizar su tecnología que permite que sus usuarios paguen su combustible sin alejarse del auto o hacer largas filas. De igual manera, Pair3D, un producto con el cual el usuario puede comprar o evaluar muebles visualizándolos en su casa, en tiempo real y moviéndose libremente por el espacio con tecnología de realidad aumentada, está echando raíces desde Puerto Rico, con clientes en todo el mundo y cuyo uno de sus cofundadores es puertorriqueño. O Campodata, una compañía netamente puertorriqueña que provee una plataforma en la nube utilizada por grandes marcas internacionales para monitorear y mejorar su ejecución en las tiendas, con clientes de varios países latinoamericanos.
He conocido los jóvenes líderes empresariales que no estarían fuera de lugar en Silicon Valley, pero que descubrieron que combinando su ingenio con su formación académica han fundado empresas diseñadas desde el inicio para ser globalizadas. Ellos están alcanzando sus aspiraciones profesionales desde la isla, e impactando al mundo desde ella. Lo más sorprendente es que han logrado sus hazañas no con fuerza de capital, sino con maña intelectual. Son modelos a replicar. Programas como Parallel18 y otros ayudan precisamente a crear y atraer esos ejemplos.
Ahora bien, no podemos competir contra nosotros mismos. Somos parte de un escenario global, y para competir en igualdad de condiciones con los demás es esencial una red saludable de inversionistas de capital de riesgo. Aunque las que he mencionado pudieran subsistir y destacarse sin mucha inversión, sí es hora de que un grupo de inversionistas puertorriqueños inviertan en compañías como Gasolina Móvil, Campodata y Pair3D. Ya hay decenas de candidatas listas para recibir inversión y que además pueden rendir buen retorno económico, pero necesitamos, como cualquier ecosistema exitoso, que los inversionistas locales se acerquen a esta comunidad de empresas innovadoras, experimenten y aprendan de la cultura y se aventuren a circular su dinero.
Como director de operaciones del Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico no pasa un día en que no descubra a otro puertorriqueño, nativo o adoptado, persiguiendo sus sueños a través de impactantes innovaciones en todos los campos, desde la informática hasta las biociencias. Muchos también apalancan el medio interactivo para llevar libros, videos, música y diseños, todos cargados con nuestra inimitable estampa cultural, a mercados mundiales.
Veo un amanecer en Puerto Rico al poder contar con estos jóvenes talentos como creadores de nuevas empresas que crean riquezas, dinamismo, innovación y oportunidades de empleos con todos los retos profesionales y oportunidades de remuneración que en el pasado hubiese requerido trasladarse fuera del país. Ya ese Puerto Rico existe en una escala pequeña, aunque creciente. Mi compromiso es que esa semilla de vitalidad económica se expanda hasta llegar a todas las esquinas de nuestro archipiélago.
Referencias
[1] The Importance of Young Firms for Economic Growth
[2] Who Creates Jobs? Small Versus Large Versus Young
Imagen: Breezy Baldwin, bajo Creative Commons Attribution 2.0 Generic