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¿El Congreso nos representa?

“Yo te prometo que te voy a conseguir chavos en el Congreso”, dice el PPD. “No, yo te prometo que te voy a conseguir más chavos que ellos en el Congreso”, replica el PNP. En esto se han basado las campañas políticas de los partidos tradicionales desde los años 50 en Puerto Rico. Sin embargo, hay una consideración ausente en las campañas políticas: ¿quién sabe jugar mejor a la política del Congreso? El huracán María y la reforma contributiva federal han agudizado la importancia de esta pregunta. Nos ha dado en la cara una realidad que conocíamos, pero que ahora se hizo más relevante: el Congreso es el que manda.

Ricardo Rosselló amenazó con el voto de la diáspora en contra de los congresistas que apoyen la reforma contributiva del presidente Trump. Sin embargo, senadores como Marco Rubio del estado de la Florida, tan siquiera mencionaron a Puerto Rico como una pieza de juego importante para expresarse a favor de la medida que ocasionaría una pérdida de sobre 200,000 empleos directos e indirectos en la isla. ¿Qué sucedió que Marco Rubio tan siquiera nos consideró, aún con su “cercana” relación a la comisionada residente, Jennifer González? ¿Será el resultado de un mal cálculo político? Las potenciales respuestas están en la literatura científica política.

En primer lugar, el mayor predictor de representación de minorías en el Congreso es el partido político. Los congresistas Demócratas tienden a representar los intereses políticos de los latinos más que los Republicanos (1). En otras palabras, aunque últimamente se debate si los puertorriqueños son republicanos o demócratas, los Demócratas votan a favor de medidas que benefician a los latinos más frecuentemente que los Republicanos. Si aplicamos esto a la situación de Marco Rubio, quien incluso corrió para ser el candidato presidencial del Partido Republicano, no es extraño que apoyara la reforma contributiva.

Otra posible explicación es que el tamaño poblacional de una minoría no necesariamente se traduce en representación en el Congreso. Según la teoría de amenaza racial, cuando una minoría sobrepasa cierta cantidad de personas, la mayoría se siente amenazada y comienza a apoyar candidatos que los defiendan ante la presencia de esa minoría. Por ejemplo, conforme con esta teoría, los científicos políticos Fine y Avery encontraron que cuando la fuerza electoral de los latinos sobrepasa el 5%, menos representación reciben en el Senado (2). Por ende, contrario a lo que algunos han planteado, el incremento poblacional repentino de boricuas en Florida después de María, no necesariamente significa mayor representación de nuestros intereses.

Cualquier análisis del impacto de la presencia de los puertorriqueños sobre la política estadounidense tiene que ir más allá del voto cada (dos o) cuatro años. Aunque la participación electoral en Estados Unidos es bajísima cuando la comparamos con otras democracias desarrolladas, EEUU es el número uno en otras actividades políticas como la comunicación con actores políticos, ya sea por teléfono o cartas, y actividades de organización comunitaria. Estos métodos no son tan comunes dentro de la cultura política nuestra. Es importante, por ende, que más allá de votar, los boricuas nos involucremos en estos tipos de actividades políticas para ejercer presión en el Congreso.

Si algo podemos sacar de la situación post-María es la importancia de que los puertorriqueños conozcamos cómo se bate el cobre en la política estadounidense. Allá se toman las decisiones y allá es donde hay que presionar. Cualquier estrategia de lucha debe incluir a los “diasporriqueños”. Al mismo tiempo, más allá de presentarse a las urnas durante los eventos electorales, aquellos puertorriqueños que viven en los Estados Unidos deben involucrarse en todos los tipos de actividades políticas que influyen la toma de decisiones.

(1) Griffin, J. D., & Newman, B. (2007). The unequal representation of Latinos and Whites. The Journal of Politics, 69(4), pp. 1032-1046

(2) Fine, J. A., & Avery, J. M. (2014). Senate responsiveness to minority constituencies: Latino electoral strength and representation. Social Science Quarterly 95(4), pp. 1172-1188


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