Escapar de una relación tóxica
¿Lograste salir de una relación tóxica? Comparte en los comentarios tu experiencia. Ayudarás a aquellos que aún no se atreven.
Sonó su teléfono celular. Era él – su pareja – otra vez. Ella lo ignoró durante bastante tiempo, pero en la décimo-quinta llamada no pudo resistir y respondió. Él le pidió perdón por haberla insultado de nuevo. “Sabes que no me gusta que te pongas esa ropa y no me pude controlar”, aclaró, justificando su comportamiento. “No vuelve a ocurrir. Por favor, quédate conmigo. Sabes que no podemos vivir el uno sin el otro”, añadió a sus planteamientos.
Ella le complicó el camino un poco más que las cinco ocasiones anteriores en que había ocurrido esto. Sucumbió, sin embargo, ante la presión de su pareja, pues “lo amaba demasiado” y estaba segura que “nunca encontraría a nadie como él”.
Estas historias de terror amoroso están presentes, de manera constante, en nuestro diario vivir. La mayoría de nosotros conoce a alguien que está terminando su relación “de manera definitiva” por quinta vez. Algunas personas, tal vez por falta de inteligencia emocional o baja autoestima, viven en un círculo amoroso muy dañino al que se le conoce como relación tóxica.
La lógica nos dice que si el tope de una estufa está caliente y lo tocamos, nos vamos a quemar. No colocamos nuestra mano encima porque nos ocasiona dolor y no es bueno para nuestra salud. Obvio, ¿no?
Las relaciones tóxicas, sin embargo, rompen con este pensamiento. En ellas, los momentos de gozo y disfrute son menos que los de sufrimiento y perturbación (Molina, 2014), pero las resistimos por lo que creemos que es amor. Si las comparamos con el caso de la estufa, las relaciones tóxicas son como quemarse la mano y volverla a poner una y otra vez.
Aceptar este daño puede llegar a ser tan peligroso, que podríamos permitir que nuestra pareja sea violenta – ya sea física, psicológica o sexualmente – con nosotros. Por ejemplo, es considerado violencia que una pareja nos aísle de nuestras amistades, nos humille o nos insulte (Aiquipa, 2015). Acceder a este tipo de acciones no es amor, sino todo lo contrario. Es abandonarnos, olvidarnos de nuestro valor como seres humanos y dejar que una pareja decida cuánto nos queremos.
El miedo, surge como un protagonista de la permanencia en una relación tóxica. Sin embargo, este temor podría ser solo una manifestación de baja autoestima o de dependencia emocional (Molina, 2014). Puede que nos asuste quedarnos solos, no encontrar a otra persona o el sufrimiento de “perder” a la pareja.
No obstante, existen recursos excelentes para tener el valor de escapar, de una vez y por todas, de una relación tóxica. Visitar un psicólogo clínico o consejero es el primer paso que debemos tomar. Estos profesionales de la salud mental están sumamente preparados para auxiliarnos.
No permitamos ni un segundo más de desgracia en nuestra vida por culpa de otra persona. Levantémonos con valentía y exclamemos con fuerza una voz de detente.
Si identificaste que vives en una relación tóxica, ten la gallardía de terminarla hoy mismo. Muchos han logrado salir de ellas. Tu familia, los profesionales de la salud mental y tus verdaderas amistades estarán ahí para acompañarte.
Recuerda que el oro se funde cuando el fuego está más caliente. ¡Tú puedes!
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Referencias
Aiquipa, J. J. (2015). Dependencia emocional en mujeres víctimas de violencia de pareja. Revista de Psicología, 33(2), 412-437
Molina, C. (2014). Relaciones tóxicas. Ciara Molina: Psicóloga Emocional. Recuperado de: http://www.ciaramolina.com/relaciones-toxicas/