El terrorismo
Luego de haberse gastado miles de millones de dólares a nombre de la lucha contra el terrorismo y sus intervenciones militares, y luego de cientos de resoluciones de las Naciones Unidas junto con miles de muertes de militares y mucho más de civiles, cabe preguntarse cuán efectiva ha sido la lucha contra el terrorismo que enfrenta la comunidad internacional. ¿Estamos más seguros hoy contra el terrorismo que antes?
El terrorismo, por definición, busca atacar lugares públicos que permitan una mayor difusión en los medios de comunicación. No se trata de atacar objetivos militares, sino aterrorizar a la población civil y causar la mayor angustia posible.
Uno de los principales objetivos del terrorismo es causar en la población civil la sensación de inseguridad, incertidumbre y vulnerabilidad. Esta realidad provoca que los gobiernos asuman discursos beligerantes y vengativos para proyectar una acción gubernamental, lo cual lamentablemente no resulta efectivo en la lucha contra el terrorismo.
Los gobiernos que combaten de esta forma el terrorismo lo hacen sólo para atajar la sensación de vulnerabilidad de su población, mas no así enfrentan la raíz del terrorismo que se centra en la marginación y la pobreza extrema, en la desigualdad y la injusticia. Debemos tener presente que el terrorismo internacional actual es fruto de las injusticias sociales, mucho más que el resultado de mentes enfermas que utilizan la política o la religión, o ambas, para canalizar sus frustraciones.
Desde los atentados del 9-11 el terrorismo es el tema favorito de los líderes mundiales. Sin embargo, ninguno de éstos ha hecho una reflexión seria sobre sus causas y cómo combatirlo. Pretender acabar con este fenómeno con medidas inefectivas a corto plazo, nacidas de la furia vengativa y no del análisis profundo, aviva los huestes terroristas en el mundo.
El terrorismo debe enfrentarse de forma responsable, yendo a sus orígenes, atacando la pobreza y la miseria que lo alimenta. No hay fórmulas mágicas contra esta pandemia. A lo único que se puede aspirar en términos militares, es a reducir al mínimo las víctimas y los daños. El terrorismo tiene mil caras que hacen imposible reconocerlo del todo. Se debe establecer un programa internacional a largo plazo que fomente el desarrollo económico y social de aquellos países que son víctimas de los mercaderes de la pobreza y la miseria, cuyas ideas fomentan la violencia e intolerancia. De igual forma, se debe realizar una reflexión seria y responsable en la cual se reconozcan los errores del pasado, de forma que se elimine la justificación del terrorismo y se aterrorice al terrorismo.
Debemos tener presente que mientras para muchos terroristas sus acciones son una justa causa, para el mundo democrático resulta un duelo al estilo del viejo˗oeste americano. Mientras se observa cómo se limitan y violan los derechos humanos fundamentales, y cómo se gestan déficits presupuestarios a nombre de esta lucha, el terrorismo se fortalece y se piensa en sí mismo como el verdadero vencedor de esta guerra. El mayor éxito del terrorismo es la pérdida que ocasiona en los derechos civiles, económicos y constitucionales de las naciones democráticas.
Entretanto los pueblos del mundo continúen seducidos por discursos políticos vacíos basados en la eterna lucha entre el bien y el mal, y no exijan a sus gobiernos políticas responsables para combatir el terrorismo, nos tendremos que acostumbrar a seguir siendo víctimas de atentados del terror.