El narcotráfico en el Caribe
Hace mucho tiempo en el Caribe existe un sector económico informal que se encuentra entre la legalidad y la ilegalidad: lavado de dinero del narcotráfico, fuga de capitales, manipulación de cambio de divisas, corrupción gubernamental y falta de ética empresarial. Ese tipo de acciones no ha alcanzado niveles alarmantes, pero si no triunfan las políticas económicas formales y legales, podrían llegar a serlo.
Tengamos muy claro que el narcotráfico es uno de los grandes obstáculos, sino el más, al desarrollo socioeconómico del Caribe. Ha llegado a convertirse en la amenaza más seria para la seguridad nacional de los países caribeños pues conlleva un daño a la salud física y mental de los ciudadanos y un deterioro social que afecta la gobernabilidad. El narcotráfico no sólo implica problemas de tráfico de droga sino que crea ramificaciones de corrupción gubernamental, lavado de dinero, desviación de fondos, crímenes y adictos.
El Caribe es suplidor, lugar de tránsito y consumo de drogas ilegales. El tráfico en vez de disminuir aumenta. Afortunadamente la labor policiaca y la colaboración de los Estados Unidos (EEUU) han mermado significativamente las cifras de producción.
En la distribución o tráfico de la droga es donde está el mayor problema del Caribe. Los países caribeños se han convertido en el principal punto de tráfico hacia los EEUU. El aumento de costos de los contrabandistas mexicanos ha causado que narcotraficantes envíen cada día más droga a través del Caribe.
Han surgido nuevas modalidades para el transporte de la droga hacia los EEUU a través del Caribe. La más reciente modalidad entre los narcotraficantes son los submarinos y el esconder la droga en furgones de líneas mercantes y aéreas que parten del Caribe hacia los EEUU y Europa. El uso de barcos mercantes y líneas aéreas como transporte de droga afecta a las debilitadas economías caribeñas ya que las aduanas de Europa y EEUU son especialmente severos a la hora de inspeccionar mercancías provenientes del Caribe e imponen multas y fianzas a barcos y aviones que transportaron la droga. Las inspecciones aduaneras además conllevan atrasos y el deterioro de la mercancía que aumentan los costos de exportación, entorpeciendo así el incipiente comercio caribeño.
Además de producción y distribución, en el Caribe existe el problema del lavado del dinero producto del narcotráfico. El lavado de dinero se ha acrecentado en el Caribe en los últimos años gracias a la flexibilidad de las leyes financieras y a la secretividad de las cuentas bancarias.
El narcotráfico ha empeorado significativamente el problema de la corrupción gubernamental en el Caribe. Esa corrupción ha traído como consecuencias la pérdida de credibilidad, la inefectividad de políticas públicas, el cinismo gubernamental, y la aceptación generalizada de la corrupción como norma en la administración pública.
El problema de la droga ha obligado a los países caribeños a desviar recursos para la lucha contra el narcotráfico en el reclutamiento de agentes de policía, aduana, migración, y ejército. El turismo también ha sufrido las consecuencias del trasiego de drogas, ya que la imagen o percepción negativa en los medios de comunicación de masa por causa del narcotráfico intimidan a los turistas potenciales. Esa percepción negativa se fundamenta en los crecientes índices de violencia y criminalidad causados por el trasiego de drogas.
Existe la grave preocupación de que algunas islas del Caribe se conviertan en lo que se ha denominado “narcodemocracias” donde convivan instituciones democráticas con el narcotráfico. Debemos recordar que las islas del Caribe son en términos generales muy vulnerables y no poseen los recursos ni el poder económico para protegerse de la seducción que produce el dinero de la droga en sociedades empobrecidas donde el Estado no puede satisfacer sus necesidades.