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Un Puerto Rico global

Los puertorriqueños no pueden vivir al margen de los demás. Puerto Rico no puede permanecer ajeno a la realidad internacional, pues nos arriesgamos a rezagarnos en la búsqueda de un espacio económico en el mundo. La competencia es fuerte y por ello requiere que seamos creativos y decididos.

Los desarrollos recientes en los campos de la tecnología, la informática y la transportación han cambiado para siempre la relación de las distancias entre los pueblos que ocupan el Planeta, y han hecho, por así decirlo, un mundo más pequeño. Los retos y problemas que enfrenta la Humanidad, tales como el desarrollo sostenido, la protección del medioambiente, el narcotráfico, la pobreza, el terrorismo, la energía, la migración irregular, han pasado a ser asuntos que a todos nos concierne. Asimismo, la interdependencia de productos y de capital creada por estos acontecimientos ha tenido un impacto profundo y de enorme trascendencia tanto para la economía mundial como, desde luego, para las economías nacionales. Invertir e insertarse de lleno en el ambiente de una economía internacionalizada ha dejado de ser una opción para Puerto Rico para convertirse en una necesidad.  Invertir en el exterior es hoy equivalente a invertir en nosotros. Debemos crear una cultura internacional en Puerto Rico.

El fenómeno de la mundialización económica y comercial, para el cual no se vislumbra que haya marcha atrás, ha aumentado marcadamente el nivel de competitividad y de excelencia necesario para sobrevivir en este nuevo ambiente global. La información se ha convertido en elemento indispensable para participar en la nueva realidad mundial. Es imposible participar de oportunidades económicas sin información clara y precisa. En otras palabras la información, y su buen uso, es la diferencia entre el éxito o fracaso de cualquier modelo de desarrollo económico.

La mayoría abrumadora de los países del mundo, tanto los ricos como los pobres, destinan grandes recursos para competir, para buscar oportunidades y espacios económicos viables, que ofrezcan para sus pueblos la posibilidad de crecer y desarrollarse y crear una mejor vida para sus ciudadanos. Pero la naturaleza misma de esta nueva economía ha hecho más palpable que nunca la necesidad de colaboración y unión entre los pueblos, por encima de su nivel de desarrollo y sus necesidades particulares. Con este propósito, se han creado a través de todo el globo organizaciones internacionales y asociaciones de integración económica y desarrollo cuyo propósito es aglutinar esfuerzos para lograr mayor efectividad en la búsqueda de respuestas a los problemas que comparte la Humanidad. Estas entidades internacionales financian programas y realizan estudios para el beneficio de sus participantes que, dada la falta de recursos económicos, de personal y de análisis comparativos, sería imposible realizarlos de manera independiente. En este sentido, Puerto Rico debería buscar una mayor presencia en organizaciones internacionales.

A lo largo de la mayor parte de su historia Puerto Rico ha vivido un aislamiento económico y comercial del resto del mundo que si bien en otra época pudo justificarse, hoy resulta anacrónico y contraproducente al bienestar de nuestro pueblo. La penetración de los Estados Unidos en el mercado puertorriqueño, así como las preferencias económicas con que contaba Puerto Rico dentro de su relación con este país, fueron en un tiempo factores de suficiente relevancia para lanzar y mantener el desarrollo económico de un pueblo que comenzaba a salir de la abyección y la pobreza. Las ventajas económicas y la certidumbre de que los Estados Unidos, al defender sus intereses en el marco internacional, defendía los nuestros, llevaron al surgimiento en el País de una mentalidad aislacionista que ha tenido un efecto negativo en el desarrollo de nuestra sociedad y nuestra forma de vida.

Hoy la realidad es otra. Puerto Rico ha perdido la capacidad de atraer capital norteamericano y el fácil acceso a su mercado al desaparecer la mayoría de los beneficios con que contaba o al hacerse extensivos a otros países y regiones tales como el Caribe, México, Israel y Centro América. Asimismo, la apertura y mundialización de los mercados ha cambiado las circunstancias para todos los países, inclusive los Estados Unidos, cuyos intereses no siempre coinciden con los de Puerto Rico. Ha llegado el momento de ponerle fin a esta actitud aislacionista que nos ha caracterizado y lanzarnos a la búsqueda de nuevas oportunidades económicas y comerciales. Como pueblo, como nación, como país preocupado con su futuro, no podemos permitir que el discurso político pequeño coarte la capacidad y la necesidad de Puerto Rico de incorporarse a la comunidad de los pueblos del Planeta que participan de la nueva economía globalizada. Cualquier mente verdaderamente progresista reconoce esta realidad.

El momento exige que los puertorriqueños comencemos a prepararnos para competir en un mundo globalizado. No podemos esperar a que se solucione nuestro futuro político para comenzar la preparación. El objetivo será crear un embrión de las futuras relaciones exteriores del Estado Libre Asociado soberano.

La falta de coordinación y coherencia dilata nuestros esfuerzos en el exterior y proyecta una imagen desfavorable internacionalmente. Para poder competir Puerto Rico deberá contar con un órgano gubernamental que coordine sus esfuerzos en el exterior y nos permita insertarse en un mundo globalizado. En este sentido, bajo la soberanía se creará un Departamento de Relaciones Exteriores que tendrá como objetivos: recopilar información internacional y mantener informado al gobierno de los acontecimientos internacionales de importancia para el desarrollo económico y social; coordinar esfuerzos gubernamentales en el exterior; asistir al poder ejecutivo en todo asunto internacional; fomentar y desarrollar una imagen positiva del País en el exterior; atender las necesidades y requerimientos de embajadas y consulados extranjeros; Protocolo y precedencia internacional; establecer contactos internacionales que permitan al País beneficiarse de oportunidades económicas y comerciales; ser interlocutor entre el Gobierno y gobierno extranjeros; fomentar la cultura puertorriqueña internacionalmente; asistir a empresarios e instituciones privadas en el extranjero; atender las necesidades y requerimientos de embajadas y consulados extranjeros; coordinar y administrar las embajadas y consulados de Puerto Rico en el exterior; fomentar la internacionalización de los municipios; coordinar una política de cooperación al desarrollo; y representar al Estado Libre Asociado ante gobiernos extranjeros y organismos internacionales.

Igualmente, se creará la Carrera del Servicio Exterior Puertorriqueño, que agrupará todos los funcionarios internacionales. Estos funcionarios entrarán por razón del mérito y recibirán una educación especializa en una futura Escuela Diplomática.

Para un Puerto Rico Global se deben dejar a un lado la lucha partidista y unir esfuerzos para poner a Puerto Rico a la par con los demás competidores del globo. De ello depende nuestro porvenir y el bienestar de nuestro pueblo.

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