En varias ocasiones el candidato a la gobernación del Partido Popular Democrático (PPD), Dr. David Bernier, ha manifestado su intención de resolver el problema del status, “pero resolverlo de verdad”. En esta resolución está enmarcada su propuesta de una consulta electoral anexión, ¿Sí o No?

El Dr. Bernier, como es sabido, no es un político de carrera o tradicional, por lo que su diagnóstico y solución de los problemas responde, más que a criterios políticos tradicionales, al uso de la lógica y la razón. Reconociendo como genuina su pretensión de resolver de una vez el dilema que nos divide y nos impide avanzar como pueblo, no podemos esperar del candidato del PPD soluciones o fórmulas tradicionales como las que estamos acostumbrados escuchar de aquéllos que se nutren precisamente del debate, la división y la confrontación.

Partiendo de estas premisas, era de esperarse que el Dr. Bernier, de manera desprendida y generosa, acogiera una alternativa promovida y defendida históricamente por el Partido Nuevo Progresista (PNP), acción que ha remeneado los cimientos de la política tradicional puertorriqueña, la cual nunca hubiese esperado una movida política de esta categoría.

A la propuesta del Dr. Bernier debemos sumarle el reconocimiento oficial del carácter colonial del Estado Libre Asociado (ELA), el cual parece haber cumplido ya su función histórica y dejado de ser, tal y como está definido hoy, una opción para el futuro que aspiramos como pueblo.

Ambos elementos, la consulta y el carácter colonial del ELA, ha encontrado oposición en todos los partidos políticos. En el PNP, algunos ha expresado incredulidad y desconfianza, como el que dice que es muy bueno para ser verdad, y otros oposición, en parte porque se oponen a lo que proponga el adversario, y en parte porque dicha consulta pone realmente de frente a las dos fuerzas políticas reales de Puerto Rico: el anexionismo y el puertorriqueñismo, lo cual representa una seria amenaza para el PNP, que prefiere enfrentarse al sector minoritario de las fuerzas puertorriqueñistas actuales, el sector independentista, en aras de una falsa victoria. Dicha contra oferta del PNP de una consulta entre la anexión y la independencia, además de poco seria y mezquina por excluir deliberadamente la Libre Asociación, representa el mismo estancamiento de siempre.

Aunque en el PPD también hay líderes que ven amenazada su relevancia en estos tiempos, la oposición principal está en su convencimiento de que la anexión ganaría la consulta, bajo la certeza de que los puertorriqueños votarán con la crisis como telón de fondo, una premisa que sin duda subestima al puertorriqueño. Si es bien cierto que debemos aceptar la posibilidad de que la anexión gane la consulta propuesta por el Dr. Bernier, no es menos cierto especular que en una o dos décadas la victoria anexionista estará asegurada. Hoy es más probable derrotar la anexión que mañana.

Yo pongo en duda grandemente una victoria anexionista en una consulta del Sí o No, tomando por sentado que cuando los puertorriqueños entiendan que el voto por el Sí realmente significa por el territorio incorporado durante décadas y no a la anexión directamente, con la imposición del inglés, los impuestos federales, la eliminación del comité olímpico y el gradual debilitamiento de la nacionalidad, estoy seguro que la rechazarán, como siempre lo hemos hecho. Añadámosle a esto la actitud de desdén que ha demostrado el gobierno de los Estados Unidos por nuestros problemas, que en realidad son problemas de ambos, aliándose con el capital antes que con sus ciudadanos, y demostrándole a los puertorriqueños con sus acciones en lugar de sus palabras la poca estima que nos tienen.

En mi opinión, la propuesta del Dr. Bernier es magistral e innovadora, pues igualmente ejercerá una presión al gobierno norteamericano, el cual no desea que ocurra la más mínima posibilidad de que se presente una solicitud de admisión puertorriqueña de resultar victorioso el Sí. En la medida que la propuesta del PPD avance y se consolide, predigo que los norteamericanos actuarán anticipadamente para evitarla y lograr una formula política de consenso.

Si resultara vencedora la opción puertorriqueñista del No, el camino hacia la solución del problema de estatus quedará despejado, lo que permitirá una Asamblea de Estatus efectiva, o una negociación ejecutiva en el que representantes de ambos pueblos negocien una fórmula viable que responda a los intereses de todos, ratificada por el Congreso norteamericano y el pueblo de Puerto Rico.

No puedo evitar calificar a los que se oponen a la propuesta del Dr. Bernier de inmovilistas y tradicionales que defienden con su oposición una forma de vida política, la única que conocen. Debemos dar la bienvenida y abrasar la propuesta de la anexión Sí o No pues nos permite avanzar, salir del atolladero y presionar a los norteamericanos. Igualmente, debemos aspirar a resolver este asunto en los próximos años si queremos garantizar nuestro futuro como pueblo. Invito a rechazar propuestas anquilosadas en el pasado y dar la bienvenida a una nueva forma de la hacer política.