Los retos de la globalización
Enfrentamos el reto de encontrar soluciones que permitan una reinserción exitosa y armoniosa de las economías en el sistema global. En un mundo donde se derriban las fronteras y se imponen normativas globales, los esfuerzos regionales cobran una relevancia vital. Su éxito o el fracaso se podrá medir en el grado en el que se vaya experimentando mejoría en la calidad de vida de los ciudadanos.
En el Caribe, las concertaciones regionales adquieren mayor urgencia dada la tendencia de eliminarse las preferencias comerciales en la que se han basado algunos sectores productivos, además del reducido tamaño de las economías caribeñas. Como nación antillana, Puerto Rico se enfrenta a los mismos retos de la globalización que el resto del Caribe.
Entre los años de 1950 a 1973, aproximadamente, Puerto Rico logró altas tasas de crecimiento económico, pero a diferencia de otros países que implantaron estrategias con un mayor o menor grado de sustitución de importaciones, el gobierno puertorriqueño siguió una estrategia de industrialización mediante la atracción de subsidiarias de transnacionales estadounidenses. Favorecieron a esta estrategia el acceso privilegiado al mercado estadounidense, los beneficios contributivos provistos por el gobierno de los Estados Unidos (EEUU), y el movimiento de capitales que ocurrió luego de la Segunda Guerra Mundial. Puerto Rico trató de aprovecharse del libre movimiento de bienes, capitales e individuos entre una economía subdesarrollada y otra economía desarrollada. A lo anterior hay que añadir que el flujo de transferencias provenientes de los EEUU, junto a la movilidad de la mano de obra, contribuyó a reducir las tensiones sociales de la industrialización.
Se lograron avances, pero también se agudizaron algunos problemas y se crearon otros. Uno de nuestros logros fue el crecimiento económico y la reestructuración productiva. Otro fue el aumento de la universalización del acceso a los servicios de salud y la educación, hoy día con graves deficiencias.
Desde la década de los 70, la estructura del sector industrial ha ido evolucionando. En la actualidad, la proporción mayor del valor de la producción industrial lo ocupa el sector de productos farmacéuticos, junto con otras industrias intensivas en las áreas del conocimiento y la tecnología.
Sin embargo, este crecimiento no estuvo acompañado de reducciones significativas en la tasa de desempleo. Tenemos una elevada concentración de exportaciones e importaciones con respecto a su destino y origen. Además, las empresas extranjeras ocupan un lugar predominante en nuestra economía.
Por otro lado, la globalización ha creado otros problemas. Las estructuras y los procesos gubernamentales puertorriqueños deben adecuarse a las nuevas corrientes tecnológicas y sociales. Asimismo, el hecho de que otros países hayan logrado igual acceso al mercado estadounidense, y el hecho de haberse reducido los beneficios contributivos que le ofrecía los EEUU a Puerto Rico, ha colocado al País ante el reto de no continuar dependiendo exclusivamente de preferencias comerciales y contributivas estadounidenses.
Hoy más que nunca Puerto Rico necesita reformular una estrategia de desarrollo verdaderamente ajustada a los tiempos y circunstancias. La reestructuración del espacio económico y social, que trasciende los límites de la geografía política de los Estados, hace más evidente que nunca la necesidad de diseñar nuevas estrategias dentro de un contexto regional. La cooperación hacia los países más cercanos, con quienes compartimos culturas e identidades, y en muchos casos problemáticas idénticas, se convierte ahora en un importante medio para reformular nuestras relaciones económicas y lograr enfrentar juntos los retos de la globalización.
Si bien es cierto que para enfrentar la globalización es necesario concertar esfuerzos con la región del Caribe, más cierto es que para alcanzar el éxito es necesario comenzar con el conocimiento profundo y crítico de los procesos que nos afectan, y en este sentido nos falta mucho camino por recorrer.