Desde la mas remota antiguedad se asociø a la Luna con la Mujer, siendo ambas femeninas, ciclicas y creadoras de vida. La conexiøn fue simple: la luna tarda aproximadamente 28 dîas en dar la vuelta a la tierra y la mujer tiene un ciclo hormonal aproximado de 28 dias. Por siglos las mujeres sabias han honrado a la Luna y a la menstruaciøn como signo de vida, de honor exclusivo de la mujer, de la diosa. Las fases lunares afectan a las mareas, la agricultura, la fertilidad y los nacimientos en este planeta. No es casualidad, entonces, que a la Luna se la identifique con lo femenino.

Las fases de la luna y su relaciøn con la mujer como diosa:
Luna Nueva: es el nacimiento. Se asocia con el inicio de un nuevo ciclo.
Luna Creciente: es la fertilidad de la doncella. Es el momento de sembrar la semilla.
Luna Llena: es la semilla germinada que darå fruto; es el embarazo en la mujer.
Luna Menguante: es la sabidurîa de la mujer madura que llega a la menopausia; en las jøvenes, es el tiempo de prepararse para un nuevo ciclo de vida (Luna Nueva).

El objetivo de seguir las fases de la luna es conectarnos con la Naturaleza. Asi aumentamos nuestra energîa, mientras aceptamos nuestros ciclos como una manifestaciøon natural de nuestra alineaciøn con la luna. Nuestra sexualidad cambia con nuestros ciclos, asî que conocerlos nos da el poder de sanarnos y de controlar nuestras mentes y cuerpos.

Sin embargo, nuestros calendarios actuales alteran ese orden natural. La historia apunta como responsables, primero al emperador Julio César y luego, al Papa Gregorio XIII en 1582, que nos sacaron del balance natural al modificar el calendario por el de 12 meses. Asî se perdiø la lunaciøn completa, a pesar de que son 13 lunas al año. Ahora no solo no cuadran los tiempos, sino que se nos ha alterado nuestra relaciøn con este planeta que habitamos.

Los dias que sobraban fueron agregados a los otros meses resultando en un calendario irregular. Después se mecanizø el tiempo con el invento del reloj que nos fijø en la tercera dimensiøn material, apartåndonos de la cuarta dimensiøn espiritual. Ese invento nos trajo la legendaria frase el “tiempo es oro” y ahora enfrentamos la destrucciøn del planeta y de la humanidad.

Como ilustraciøn, citemos a los Mayas. Ellos formulaban su tiempo en una frecuencia 13:20 (13 meses y 20 minutos la hora), a diferencia del gregoriano (usado actualmente), que tiene una frecuencia 12:60 (12 meses y 60 minutos la hora). La frecuencia 12:60 nos mantiene en un tiempo lineal, mecanizado. Es la dimensiøn del materialismo, mientras que la frecuencia 13:20 nos eleva espiritualmente y nos ayuda a movernos en el espacio de la cuarta y la quinta dimensiøn, que son de libertad y sincronîa con nuestro “Yo superior”.

Pero hay esperanza: las mujeres seguimos reconociendo en nuestro subconsciente aquel calendario de las 13 lunas que nos sincroniza con el centro de nuestra galaxia. Por eso se dice que “el sexto sentido” es un atributo femenino, ¿no? A medida que sigamos sincronizåndonos con los ciclos naturales, salvaremos la vida en este planeta y recuperaremos nuestra verdadera esencia universal.

Mujeres de todo el mundo: somos diosas, somos mujeres sagradas dotadas de toda la sabidurîa para autosanarnos y vivir en armonîa con el Sol, que representa el vigor con el que encaramos nuestro exterior, y con la Luna, que es nuestro subconsciente, nuestro mundo mas întimo e interior.
¡Felicidades hoy y todos los dîas del año!

(Esta es una columna especial para Espacio Mågico en Por Dentro, Rl Nuevo Dîa, publicada el domingo 3 de marzo, 2019)

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