¡Dame paciencia, pero ahora mismo! Asi clamamos al cielo cuando la desesperación nos ahoga y no vemos salida. Es una frase contradictoria, si, pero así reaccionamos los humanos cuando nos sentimos al borde de un ataque de nervios y se nos olvidan todas las técnicas de meditación, relajación y empoderamiento que creemos dominar. Que nadie se sienta mal por sentirse así porque esta reacción es tan espontánea y natural como respirar.

Y es que nadie se salva de esa sensación fatal de que el mundo se nos cae encima. “¡Por favor, Señor, que no sea verdad!”. ¿Qué podemos hacer cuando esa desesperación nos ataca en público? Pues a eso vamos. Hay técnicas muy sencillas que podemos aplicar en el instante y, sobretodo, sin que nadie lo note. Esto nos da tiempo para recobrarnos sin perder compás y sin convertir nuestra reacción en un espectáculo bochornoso.

Por ejemplo: estás en una reunión en la que se anuncian medidas extremas en tu empresa (despidos, reducción de jornadas, etc.); el médico te confirma el diagnóstico que mas temías; compareces a un tribunal; te quedas atrapado en un ascensor… la lista es extensa. Son cambios que has temido y ahora su realidad te golpea en la cara. Sientes que te desmayas o te entra una rabia que lo que quieres es gritar y caerle a golpes a quien sea, pero ninguna te va a solucionar el crucigrama, ¿cierto? Entonces, ¿qué haces en esos primeros segundos y minutos para asimilar el golpe? Pues toma nota de estos sencillos recursos que te pueden ayudar sin que nadie los note. Eso si, practîcalos con frecuencia para que los internalices. Así te asistirán automáticamente cuando lo necesites:

1. Respira profundamente 4 veces por la nariz. Hazlo de forma pausada y rítmica para no marearte. La respiración profunda armoniza el cuerpo con su espíritu. Haz una inhalación profunda contando mentalmente hasta 4 para llenar de aire tu vientre. Aguanta el aire por unos segundos y lo exhalas contando 4 en tu mente, también. Repite este ejercicio cuatro veces y notarás rápidamente su efecto positivo en tu mente y cuerpo. Te sentirás flotando sobre agua. El cuatro en la Numerologîa es equilibrio y justicia.

2. Abre una mano y con los dedos pulgar e índice de la otra mano masajea esa zona suave (cartílago) que está justamente entre esos dos dedos. Cuenta mentalmente hasta 10. Ahora cambia de mano. Repite mentalmente un “mantra” que puede ser una palabra tan sencilla, como: Serenidad, Paz, Paciencia, Amor, Resistencia, Triunfo … También te ayuda orar o rezar en silencio. Parece poco pero es muy poderoso. Este ejercicio lo puedes hacer en cualquier momento sin llamar la atención. Te calmará y podrás pensar con mayor claridad antes de actuar.

3. Låvate las manos rítmicamente durante un minuto o dos. El jabón fungirá como sedación. Concentra tu atención en este ejercicio. Coloca tus muñecas hacia arriba para que el chorro de agua les dé con intensidad. El efecto es calmante y refrescante. Justo lo que necesitas. Puede ser agua fría o caliente.

4. Utiliza un pedazo de hielo para frotarte la nuca. Te relajará en breves minutos. Repîtelo cada vez que necesites calmarte. Especialmente cuando te duela la cabeza trata esta técnica y obtendrás resultados positivos.

5. Repite tu “mantra” o rezo mentalmente mientras tocas cada una de las cuentas de un Rosario católico, un “Mala” budista o un “Worry Beads” islámico. Todos tienen el mismo fin: entretener nuestro Ego mientras nuestro Espíritu se eleva. Y este es nuestro objetivo en momentos de ansiedad: elevar nuestro espíritu sobre cualquier limitación física que nos amenaza.

Sencillo, ¿no te parece? Si te gusta te recomiendo que lo practiques con frecuencia para que en el momento en que necesites “Paciencia y ahora mismo” te salga con naturalidad y recuperes tu equilibrio interno. Ahí está la clave de tu serenidad.

Haz la prueba y comprueba su efecividad.
¡Salud y alegrías para todos!

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