Cuando te despierta una fuerte melancolía sin aparente razón
Cualquier mañana y sin aparente motivo, te despiertas con una profunda melancolía. Abres los ojos y te inunda una tristeza inexplicable. No sientes deseos de enfrentar el día por delante. Te ocurre con cierta frecuencia y tu lo sabes. Y lo mas curioso del caso es que no tienes un motivo particular para sentirte así. No ha ocurrido nada terrible en tu vida. Tampoco recuerdas haber tenido un sueño perturbador; de hecho, ¡no recuerdas ni haber soñado!. Entonces la curiosidad que te asalta es de donde nace esa sensación fatalista que en muchos casos podemos resumir como: “Oh, no, amanecí otro día mas en esta vida …”
Luego te levantas, porque tienes responsabilidades que cumplir y debes retomar tu rutina diaria. Poco a poco vas recuperando fuerzas en lo que repasas mentalmente lo que tienes pendiente para ese día. Muchas veces esa melancolía empieza a disiparse con una llamada telefónica o un mensaje en tu Facebook que te arranca una sonrisa. Te vas reconciliando con tu existencia diaria. Y así sigues, hasta que otro día vuelves a despertar con la sensación de que esa melancolía se debe a la frustración de que posiblemente: ¡ESTUVISTE EN UN LUGAR MEJOR MIENTRAS DORMIAS! A lo largo del día surgen aquí y allá ideas que te inclinan a pensar así.
Sabemos que nuestra conciencia no reside en nuestro cerebro. Nuestra conciencia no es nuestra mente; es la identidad de nuestro espíritu que es infinito y libre de ir y venir. Aunque no recordemos nuestros sueños, nuestro espíritu ha estado activo en otras dimensiones y en otros mundos. Esa melancolía con la que despertamos podría deberse a la sensación de abandonar aquel lugar donde nos sentimos en casa. Puede ser que en esas dimensiones estamos mas a gusto, pero todavía no es nuestro tiempo para quedarnos allí porque nos queda un trayecto por vivir como seres humanos en esta existencia terrenal. La respuesta se encuentra tras ese tupido velo que separa nuestra vida material del reino espiritual y que solo se descorre cuando nos centramos en nuestra naturaleza espiritual.
Ahora dime en este BLOG MAGICO si te ha ocurrido y lo que has descubierto en esas ocasiones. ¡Recuerda que no estas solo!
Espero tus comentarios con amor,
Virginia
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