El senador Jeff Sessions (Alabama),  de credenciales muy conservadoras y en el pasado rechazado para un puesto de juez federal por expresiones consideradas racistas, es el candidato del presidente electo Donald Trump a la secretaría de Justicia de Estados Unidos.

De ser confirmado por el Senado en el cargo, Sessions = de 69 años-, estará al frente de las decisiones sobre inmigración, derechos civiles y una posible reforma del sistema judicial.

Si durante su incumbencia se convocara en San Juan a un referéndum de estatus en Puerto Rico, que reclame los $2.5 millones ofrecidos por el gobierno federal a cambio de revisar las alternativas que aparecerán en las papeletas de votación, le tocaría a él hacer ese análisis.

Además, si el presidente Barack Obama no otorga clemencia al prisionero político Oscar López Rivera, en manos de la oficina de Perdones del Departamento de Justicia quedaría la revisión de ese caso, aunque el inquilino de la Casa Blanca no tiene que esperar por recomendación alguna ni consultar con nadie.

En 1986, el Comité de lo Jurídico del Senado, dominado por republicanos, rechazó el nombramiento de Sessions como juez federal, después que se conoció que dijo que le parecía bien el Ku Klux Klan “hasta que conocí que fumaban marihuana”. Sessions declaró entonces que fue una broma.

El senador republicano se opuso al nombramiento de la puertorriqueña Sonia Sotomayor como primera persona hispana en el Tribunal Supremo de EEUU, entonces como portavoz de la minoría en el Comité de lo Jurídico.

“No soy racista”, ha dicho Sessions.

La publicación conservadora “National Review” lo ha descrito como “el peor enemigo” de una amnistía a los indocumentados.

Su nombramiento llega en momentos en que el presidente electo Trump hizo campaña prometiendo deportar a los cerca de 11 millones de indocumentados. Tras la elección, Trump ha indicado que su plan será deportar dos o tres millones de indocumentados que dice tienen récord criminal.

Una de las preocupaciones es que se invalide el decreto ejecutivo que le normalizó la vida a cerca de 800,000  indocumentados que llegaron a EEUU como menores de edad de la mano de sus padres.

El presidente electo  Trump afirmó que Sessions “es grandemente admirado por académicos jurídicos y virtualmente todo el que le conoce”.

“Si tiene nostalgia por los días en que los negros se quedaban callados, los homosexuales estaban en el closet, los inmigrantes eran invisibles y las mujeres se quedaban en la cocina, el senador Jefferson Beauregard Sessions es su candidato”,  dijo, por su parte, el congresista demócrata Luis Gutiérrez (Ilinois).

El puertorriqueño Gutiérrez indicó que “ningún senador ha batallado más fuerte en contra de las esperanzas y aspiraciones de los latinos, inmigrantes y la gente negra”.

Junto a otros colegas, Gutiérrez ha pedido al presidente Barack Obama que otorgue un indulto a los cerca de 800,000 indocumentados, conocidos como “Dreamers”, para evitar que puedan ser deportados.

El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell (Kentucky), elogió la designación del senador Sessions, la cual se hará oficial cuando el presidente electo jure en su puesto, lo que ocurrirá el 20 de enero, y la envíe oficialmente al Senado. La intención de nombrar a Sessions también fue elogiada por otros senadores republicanos, incluidos el conservador Ted Cruz (Texas) y el moderado Jeff Flake (Arizona).

Los republicanos tienen una mayoría de 52 a 48 en el Senado, por lo que la confirmación de Sessions requerirá el respaldo de por lo menos ocho demócratas.

El próximo portavoz de la minoría demócrata del Senado, Charles Schumer (Nueva York), dijo que su caucus – ya alarmado por el nombramiento del conservador radical Stephen Bannon como principal estratega de la Casa Blanca-, pasará juicio sobre el nombramiento de Sessions.

Pero, Schumer afirmó que la retórica de Sessions en contra de una reforma de inmigración le causa preocupación sobre “lo que hará con la División de Derechos Civiles” del Departamento de Justicia que puede dirigir a principios del año próximo.