La carta de Labrador
Pocos dudan que Kevin McArthy (California), el actual número tres de los republicanos, es el gran favorito para sustituir a Eric Cantor como portavoz/líder de la mayoría en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Esa realidad no ha frenado la determinación del puertorriqueño Raúl Labrador (Idaho), solo en su segundo término como congresista, de retarle.
Cuando en Washington se daba por sentado que McArthy navegaría sin oposición real hacia el puesto de número dos de la Cámara de Representantes, tras la retirada del conservador Pete Sessions (Texas), Labrador – impulsado por el grupo Freedom Works-, se lanzó al ruedo.
“Los estadounidenses buscan salir del status quo”, dijo Labrador, al anunciar su candidatura e interpretar la inesperada derrota de Cantor en su primaria republicana en el distrito 7 del sur de Virginia, frente a David Brat, un poco conocido profesor universitario, de filosofía libertaria.
Los sectores republicanos más conservadores reclamaban que alguno de los suyos retara a McArthy, a quien consideran un moderado y demasiado vinculado a la maquinaria que encabeza el presidente cameral, John Boehner (Ohio).
Labrador ha sido parte del grupo más conservador de la Cámara baja, muchos de ellos con lazos muy fuertes con el movimiento del Tea Party y con un papel fundamental en el proceso que generó el pasado año un cierre parcial del gobierno federal. Como conservador reclama con fuerza recortes radicales en el gasto público.
Pero, también ha estado entre los conservadores que promueven una reforma de las leyes de inmigración, aunque no necesariamente vinculada al acceso de los indocumentados a la ciudadanía, y con la intención de crear un programa de trabajadores visitantes.
Su corta carrera en Washington ha estado matizada por ir en contra de la estructura del GOP, que le dio la espalda en la primaria con la cual inició su carrera hacia el Congreso y a la que no ha temido enfrentarse, incluso absteniéndose de votar por Boehner en enero de 2013.
Se enfrenta a McArthy porque otros conservadores le sacaron el cuerpo a la contienda. Pero, asegura que es candidato porque cree que puede ganar.
Su definición de ganar, sin embargo, puede no estar supeditada a lo que suceda en la votación del jueves en la conferencia republicana.
Hay elecciones legislativas en noviembre y los sectores más conservadores esperan aumentar su base en la Cámara baja federal.
Se presenta desde ahora como la carta de los más conservadores en la Cámara de Representantes.
Pero, su reto a la maquinaria republicana no tiene por qué decidirse el jueves.