Giuliani en Puerto Rico
Debe ser dificilísimo para un potencial inversionista escuchar esta semana en San Juan al exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y no desviar su atención a la polémica creada por el político republicano al expresar su opinión y prejuicios personales sobre el presidente Barack Obama.
Hasta el propio Giuliani, antes de decirlas, admitió que sus expresiones, que inevitablemente hacían recordar el origen del primer presidente afroamericano de Estados Unidos – hijo de un keniano y una blanca estadounidense-, eran horribles.
“Es horrible decirlo, pero no creo que el presidente (Obama) quiere a Estados Unidos. No te quiere. No me quiere. No fue criado de la forma en que fuiste criado o yo me crié, a través del amor a este país”, indicó Giuliani hace una semana en un evento de recaudación de fondos en Nueva York a favor del precandidato presidencial republicano y gobernador de Wisconsin, Scott Walker.
Después de cuatro días de reafirmarse en sus expresiones, quizá convencido de que la polémica solo crecía y arrastraba a funcionarios electos republicanos, algunos de ellos posibles aspirantes a la presidencia, publicó el lunes un artículo de opinión en The Wall Street Journal para decir, sin disculparse, que no supo explicarse.
“Mi brusquedad eclipsó mi mensaje”, indicó Giuliani.
Hace un par de meses, prefirió desviarse del debate sobre la muerte a manos de la Policía de dos afroamericanos en Ferguson (Misuri) y Nueva York – en circunstancias que generaron multitudinarias protestas alrededor de Estados Unidos -, para proponer que la opinión pública debería preocuparse más por el alto porcentaje de afroamericanos que mueren a manos de los afroamericanos.
“Me decepciona que no estés discutiendo el hecho de que 93% de los negros en Estados Unidos mueren a manos de otros negros”, dijo Giualiani, en una presentación el 23 de noviembre de 2014, en el programa de entrevistas “Meet the Press” (NBC).
El tema era realmente en ese momento los departamentos policiales que funcionan en vecindarios cuyos residentes son en su amplia mayoría afroamericana, como Ferguson, pero cuyos policías son abrumadoramente de la raza blanca.
Giuliani también ignoró que más del 80% de los homicidios de personas blancas no hispanas – aunque sean menos -, mueren en Estados Unidos a manos de blancos, según los datos del gobierno federal. Más aún los problemas de segregación y marginación que perduran en este país.
“La abrumadora mayoría de los homicidios ocurren entre personas que se conocen” y la mayoría de las personas se relacionan con personas de su misma raza o etnia, dijo a Politifact.com el profesor David Kennedy, director del Centro para la Prevención y Control del Crimen del colegio de Justicia Criminal John Jay, en Nueva York.
Giuliani fue invitado a la cumbre de inversionistas esta semana en San Juan – con el auspicio del Departamento de Desarrollo Económico -, por su amigo neoyorquino John Paulson, uno de los organizadores y el ejemplo más conocido de los empresarios que han decidido sacar provecho de las medidas aprobadas bajo el gobierno de Luis Fortuño que invitan a millonarios a mudarse e invertir en Puerto Rico.
Quizá ante la fuerte polémica causada, surja un “conflicto de calendario” que impida a Giuliani – que dejó un largo rastro de críticas de la comunidad boricua en Nueva York, entre otras cosas, por sus tácticas policiales -, viajar a la Isla.
Si eso ocurre, Paulson, seguramente, podrá promocionar con mejor conocimiento a Puerto Rico y sustituirle con facilidad.
Si llega a San Juan, no veo cómo evitar que la audiencia no se desvíe a pensar en la más reciente controversia provocada por el exalcalde neoyorquino y se cuestione como la brusquedad del exalcalde ayuda a la imagen de Puerto Rico.