La Ley 166 de 2019 declara la primera semana del mes de noviembre de cada año como la “Semana de los Albergues y Rescatistas de Animales y de la Adopción de Mascotas en Puerto Rico” y reconoce el día sábado de dicha semana como el “Día Nacional de la Adopción de Mascotas”.

La Sociedad Americana Para la Prevención de la Crueldad a los Animales, fundada en 1866, fue la primera organización de bienestar animal en los Estados Unidos e inicialmente se centró en maltrato de caballos. Otras sociedades fueron fundadas en otras ciudades, pero nunca se afiliaron unas con otras. Estas organizaciones recaudaban fondos, para ser destinados a proteger la propiedad privada y seguridad pública, en lugar de proteger a los animales. La Sociedad Para la Prevención de la Crueldad a los Animales (SPCA) de Pennsylvania fue la primera entidad en centrarse en el tratamiento de los animales a través de la creación de albergues en 1874.

A finales de la década de los 70, el enfoque de la eutanización humanitaria de animales cambió a uno de atención y de tratamiento preventivo de animales con la intervención de veterinarios. Sin embargo, hoy día los refugios y albergues de animales no están regulados por los estados o a nivel federal, por lo que su desarrollo y sostenimiento dependen de fondos privados mayormente.

Puerto Rico cuenta actualmente con muchas organizaciones que operan albergues y refugios alrededor de toda la isla y hemos visto una tendencia marcada de éstos a buscar alternativas a la eutanacia a través de la opción de adopción de perros y gatos, no solo en Puerto Rico también en Estados Unidos. Pero lamentablemente son demasiados los animales que se entregan, los que se abandonan en las calles, se maltratan y muy reducido el espacio disponible para darle albergue en los refugios. Esto no deja para más opciones y conocemos el desenlace. Esto nos lleva entonces a comenzar a echar culpas a todo el mundo, cuando el verdadero culpable es aquel que abandona a su mascota a merced sabrá Dios de que suerte correrá.

Pero la realidad es que hay héroes y heroínas anónimas que todos los días del año hacen su parte para detener el sufrimiento, el abandono y el maltrato de nuestros animales como lo son los que laboran en albergues, santuarios, refugios o hasta desde sus propias casas. También muchos veterinarios y tecnólogos que dan el resto para hacer esto posible. Rescatistas y protectores de animales que prefieren dar de comer a los que no tienen voz a expensas de sus propias carencias. Personas de buena posición económica que donan y comparten sus bendiciones para lograr que se esterilicen, se atiendan médicamente y se transporten fuera del país a perros y gatos producto del abandono y el maltrato.Es por eso que, aunque existe por ley una semana dedicada a este esfuerzo, estos campeones del bienestar animal trabajan sin descanso 52 semanas al año para hacer la diferencia.

La adopción es un arma poderosa para evitar la eutanización y el abandono, como también el control y fiscalización de los llamados criadores ilegales que existen el Puerto Rico, que son todos, ya que ninguno tiene licencia para operar y ni pagan contribuciones por sus ingresos producto de la venta de canes.  La gente no entiende que comprar una mascota es promover la ilegalidad en nuestro país y sobrepoblación, cuando hay opciones más compasivas como la adopción.

Me quito el sombrero ante estos héroes y heroínas que se entregan a cambio de nada, solo por la pasión de salvar y respetar a un ser vulnerable y proveerle una mejor calidad de vida.