Los últimos días y horas han sido una pesadilla para el país. El tema de la pandemia se puso en pausa y nuestros ojos y sentidos fueron testigos de una de las manifestaciones de violencia más impactantes que se haya registrado en nuestra isla en contra de otro ser humano, en este caso como víctimas mujeres. Demasiadas veces. Demasiado dolor.

La falta de respeto a la vida no tiene género, edad o especie. Igual mujer, hombre, transexual, joven, niño. Igual un animal no importa que sea perro, gato, cerdito, caballo, reptil, ave o cualquier otro animal doméstico. En resumidas cuentas, se está perdiendo el respeto a toda forma de vida y eso incluye a la naturaleza y nuestro medio ambiente. Esto no es casualidad esto se ha fomentado por conductas erradas, falta de una política pública centrada en educar y prevenir más que en el castigar.

Estudios a nivel global en las ramas de la siquiatría, sicología y sociología han demostrado hasta la saciedad que aquella persona que abusa y maltrata animales desde tempranas etapas en su vida se convierte en un potencial ser maltratante, abusador y asesino de sus pares. La inmensa mayoría de los grandes asesinos en la historia de la humanidad, incluido Puerto Rico, en algún momento en sus vidas maltrataron o mataron un animal. Por solo un momento les exhorto a que hagan este sencillo análisis.

Los que abogamos por la educación y prevención del maltrato de animales no solo lo hacemos porque es injusto una conducta violenta que atenta en contra de un ser vivo e indefenso y sin voz. Lo hacemos porque también sabemos que al tolerarse esa conducta estamos cultivando asesinos y personas maltratantes que solo cambian de especie para destruir vidas.

Gandi dijo: “La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados”. Por demasiado tiempo no hemos estado a la altura de ese pensamiento y ahora recogemos, como sociedad, los frutos de nuestra torpeza, falta de visión y de política pública enfocada en educar a no maltratar o matar animales porque es una conducta que eventualmente se va a proyectar contra humanos. Tampoco dentro del seno familiar se ha hecho lo suficiente.

Si alguien desde pequeño priva la vida a algo que tiene vida, descubre que tiene un poder para destruirla. Una mente que no se cultiva saludablemente, que no recibe en el hogar valores de la importancia de la vida, que no recibe educación de lo importante que es preservar la integridad física y el respeto a otros, tiene el terrible potencial de hacer cosas como las que hemos visto. Hay una peligrosa co-relación en la Isla entre el maltrato animal y la violencia criminal. Nuestros niños crecen viendo ambas cosas como algo “normal”. Y esto es lo que están aprendiendo. Y de acuerdo con este aprendizaje será también el comportamiento futuro que debemos esperar. De hecho estudios recientes del FBI ha demostrado que el 46% de los asesinos en serie maltrataba animales durante su niñez y adolecencia.

Con esto no digo que si no maltratas o matas un animal nunca lo harás con un humano. Lo que digo es que por demasiado tiempo nos hemos hecho de la vista larga y se ha visto el maltrato de animales como algo cultural, se ha minimizado, pero tenemos que proyectar las consecuencias de esas conductas en nosotros como colectivo. De que nos quejamos si el aparente asesino es un boxeador,  pero si es que  promovemos y glorificamos una actividad violenta como el boxeo, “ultimate figthing championship”, peleas de gallo, corridas de toro, peleas de perro, entre otras,

Como sociedad tenemos que crecer, valorar la vida, la compasión, la empatía, las diferencias. Todo eso comienza en el hogar, en la comunidad y la escuela le brinda apoyo y refuerzo. La buena noticia es que esto ha ido cambiando y hoy vemos mayor conciencia para atender el bienestar animal y por ende educar para potenciar la prevención, la empatía y la compasión. Ya se iniciaron los talleres “Respeto a Toda Forma de Vida” con los estudiantes de las escuela públicas del país y ahora comenzaremos los mismos en la Policía de PR.

Basta de atentar contra la vida, eso incluye al humano, a los animales y a la naturaleza. Nuestro planeta nos está dando demasiadas señales, no sigamos ignorándolas…