De secarnos a inundarnos
Apenas un año de la sequía nos enfrentamos a lluvias e inundaciones. Las fotos que poblaban las redes sociales el pasado año eran de embalses vacíos y hoy son de embalses con las compuertas abiertas. El otro día al visitar el Yunque encontré la carretera totalmente inundada y pensé en la imagen mental de la misma área sin agua que tengo grabada.
Recordarán como una idea lejana, que el año pasado nos bañamos por meses con galones de agua. De muchas maneras nos la ingeniamos y entre cubitos, cisternas, galones y duchas portátiles pasamos la sequía. Hacemos memoria a la gran noticia de racionamiento, las nuevas ideas de conservación de agua y mejor manejo del recurso. Me hice una experta en esos meses en recoger el agua del fregadero para bajar el baño, de crear lugares de captar agua de lluvia y utilizar menos agua para limpiar.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura la sequía es un período en el que las precipitaciones reales son muy inferiores a la media del escenario en particular. Una sequía se caracteriza por la disminución de los niveles de las orillas de los ríos, del caudal del río y de las aguas subterráneas.
Si bien la falta de precipitación es intrínseca en una sequía ese no tiene que ser el único factor que la crea. Observamos en el 2015 que el mal manejo de embalses y que el mal uso de agua como la clásica, echar manguera en la terraza para limpiar, puede agravar una situación de poca precipitación. Siempre tenemos que recordar que el agua no sale por el grifo por arte de magia.
En lo que es el clima de Puerto Rico se considera que los meses secos son de diciembre a marzo y los lluviosos de mayo a noviembre. En esos meses podríamos encontrar el otro extremo, las inundaciones. Observar un río salir de su cauce puede abrirnos los ojos al poder del agua. En fin los dos extremos, la sequía y la inundación nos demuestran que este elemento que nos rodea y nos da vida controla mucho más de lo que pensamos.
En general como un 60% del cuerpo es agua. Desde que nos lavamos la cara en la mañana, cuando tomamos agua y cocinamos utilizamos el agua. Nos rodea el agua y la utilizamos como fuente de recreación. Saltar al río o a la playa es algo que nos sale naturalmente. Nuestra isla está llena de recursos hídricos que tenemos que conservar y manejar de formas más eficientes.
El pasado año no fue la primera sequía que enfrenta Puerto Rico y no será la última. Los invito esta semana a que reduzcan su cantidad su huella de agua, compartan el blog y comenten las formas que conservan agua. Si bien los cambios climáticos y otras variantes afectan la cantidad de lluvia, nuestra visión hacia los recursos debe cambiar. Con sequías o inundaciones tenemos que cambiar la forma en que nos relacionamos con el agua y que no la podemos dar por hecho.