Una lucha que comienza
Una manifestación cuyo propósito original fue instado por la alarmante situación fiscal que impera en la Universidad de Puerto Rico, afortunadamente abarcó mucho más allá. Atropellados por unas reformas que imposibilitan el crecimiento profesional de los jóvenes, una Junta de Supervisión Fiscal que quebranta los derechos básicos democráticos y desolados por una amplia falta de repudio contra las supuestas soluciones a la crisis que enfrentamos, miles de jóvenes dieron comienzo a una lucha que aseguran apenas comienza.
En la mañana y tarde de ayer, desde el ala norte de El Capitolio hasta La Fortaleza se respiró un aire de sensibilidad, conciencia y efectividad, características que anteriormente he señalado definen a un agente de cambio. Ayer los jóvenes asumieron el rol de agentes de cambio, ajustaron sus cordones, alzaron sus pancartas y tomaron las riendas de una batalla justa y necesaria.
Más allá de la manifestación de ayer, en cada una de las asambleas hemos visto un llamado a la movilización y la presentación de ideas concretas que sirven como alternativas al abrupto e imposible recorte de $300 millones que exigen. Por ejemplo, la comunidad universitaria ha enfatizado en la necesidad de que los distintos sectores vean la Universidad como un catálogo de propiedad intelectual a la disposición del País, sirviendo como recurso para consultoría, adiestramientos e investigación. Asimismo, declaran necesario la restructuración administrativa para combatir el exceso de burocracia y aumentar la eficiencia. De igual forma, han hablado de la optimización de la infraestructura para bajar gastos y ampliar la autosuficiencia.
En fin, con un énfasis en la protección de su Universidad, han exigido salvaguardar los servicios esenciales y llevar a cabo la auditoria de la deuda, rechazaron la Junta de Supervisión Fiscal y reclamaron justicia al momento de realizar ajustes presupuestarios dentro y fuera de la Universidad. En apenas una semana, los jóvenes han transmitido al resto del País la seriedad con que se tiene que manejar la situación que enfrentamos, han propuesto soluciones concretas ante la carencia de planes y organización por parte de los que suponen tener el control y se han conglomerado de manera tal que lograron unir a cientos de personas en un mismo reclamo.
El esfuerzo por solucionar la crisis fiscal y asegurar un crecimiento económico en Puerto Rico, que permita que nuestra generación pueda quedarse en el país, sí debe ser uno por parte de todos. Está en cada uno, sea cual sea nuestro rol, hacer ajustes, aportar ideas, movilizarnos y abrir paso a la innovación desde cualquier sector. Lo necesita la Universidad y lo necesita Puerto Rico.