Los pasados domingos 9 y 16 de agosto de 2020 más de 239,977 cruces fueron delineadas con un marcador permanente debajo de las fotos oficiales de la Gobernadora Wanda Vázquez, la senadora Evelyn Vázquez y la representante María Milagros “Tata” Charbonier.

La presencia en los medios de estas tres candidatas había sido notable en las semanas anteriores a las primarias.  No por mérito de sus campañas para la reelección, en el caso de las legisladoras, y elección en el caso de la Gobernadora, sino por sus respectivas investigaciones criminales, ante el FEI y las autoridades federales.  Mientras sus esquemas de corrupción de empleados fantasmas y manipulación de ayudas repartidas a los damnificados por los terremotos para hacer campaña política salían a relucir, en Cayey se imprimían papeletas con las caras de estas tres personas.

239,977 cruces ignoraron estas investigaciones y su trayectoria como incumbentes.  Le otorgaron 67,626 votos a la senadora Evelyn Vázquez, 71,486 votos a la representante Charbonier y 100,865 votos a la Gobernadora Wanda Vázquez.  Me dirán que pierdo el tiempo en este escrito, pues ninguna de las tres estará en una papeleta en noviembre y, hoy, una de ellas fue arrestada por agentes federales.  Pero no puedo ignorar estas 239,977 cruces.  239,977 cruces que se hicieron sin tan siquiera dudar de las imputaciones contra estas candidatas.  239,977 afirmaciones sin detenerse a recordar las declaraciones de Tata el día de su allanamiento antes de entrar a la urna, ni el contenido del referido al FEI sobre retrasar ayuda a damnificados para que la senadora Vázquez pudiera entregarlas a sus electores en otro pueblo lejos de los damnificados, ni las represalias de la Gobernadora contra una secretaria de su Gabinete por investigar la corrupción con los suministros para los más vulnerables.  ¿Cómo pueden 239,977 cruces tapar el cielo con la mano e ignorar la corrupción sistémica y normalizada que nos rodea?  ¿Cómo pueden esas 239,977 cruces vivir en el mismo Puerto Rico que yo?

El paso de estas tres mujeres por la vida pública tendrá un impacto concreto sobre el bienestar de los puertorriqueños.  La Gobernadora siempre será responsable de defender transacciones como la de Apex que todavía hoy ponen en peligro la vida de miles de personas que no pueden hacerse una prueba de Coronavirus. La senadora Vázquez siempre será recordada por politiquear con el dolor de los más vulnerables.  La representante Charbonier siempre será recordada como la responsable de tanto retroceso en la lucha por la igualdad y los derechos civiles.

Irrespectivamente de las ideologías políticas siempre alienta ver mujeres en contiendas electorales, pero en este caso es imposible. Puerto Rico no aguanta cuatro años más con un Gobierno en manos de quienes esas 239,977 cruces habrían electo. Aparte de las imputaciones que enfrentan estas tres mujeres, aguantan el peso de miles de damnificados que esperaron largas horas por suministros, la falta de pruebas de COVID-19 que incide en la propagación de un virus letal, y un código civil que atenta contra todo derecho humano. Su participación en las papeletas impidió que otras tres personas decentes pudieran ocupar sus cargos públicos para servir bien a los demás.

La limpieza comenzó y hay que terminarla el 3 de noviembre de 2020.  Puerto Rico necesita que cada votante haga la reflexión que las personas detrás de estas 239,977 cruces debieron haber hecho, pero no hicieron. Urge evaluar a cada candidato/a por su preparación, trayectoria y compromiso genuino con Puerto Rico. Solo así, la tinta del marcador no se arrepentirá de ser tan permanente.