Ponerte una media es un privilegio.
No todo es “trabajo” en la sala de infusiones. Durante esas 5 o 6 horas de quimio danzan muchos pensamientos y emociones.
Tenemos momentos donde nos embelesamos mirando las gotas que bajan de los sueros. Bajan lentas, pero constantes, como diciéndome, “vísteme despacio que llevo prisa”. Poco a poco, paso a paso, con paciencia, con perseverancia y con mucho fervor.
Esta caravana de químicos penetra e invade todo el sistema, el ataque “militar” está en ejecución. Ya pronto tomaremos la colina, la playa y montaremos trinchera. ¡La victoria será nuestra!
En mis cavilaciones he llegado a comprender que lo malo y cruel de la quimioterapia es que trata de devorar tu voluntad.
Al comenzar el tratamiento te dan un listado de todos los efectos secundarios que podrías experimentar, un amplio menú de trastornos físicos. Pero lo peor de toda esta situación es que la quimio te bombardea y dinamita la fuente de tu querer y desear, o sea, de tu voluntad.
Ella enfila sus cañones hacia los mensajes e instrucciones que el cerebro le envía a los órganos, a los músculos y a todas las partes del cuerpo. Para que no respondan, para que no lo quieran, ni lo deseen hacer. Para que entregues tu voluntad, para que te rindas, para que no luches, para que no puedas ser feliz, ni tan siquiera visualizarla.
Y es en estos momentos que tenemos que enfocarnos, tenemos que imponernos, que fortalecernos, apelar a las fuerzas de nuestra alma y nuestro corazón. Y con la fe y la confianza puesta en Dios, caminar hacia nuestro mañana, hacia nuestro amanecer, hacia nuestra sanación.
Tenemos que comprometernos con nuestra felicidad.
Tengamos siempre presente, que un paso es un privilegio, una sonrisa es un privilegio, el pestañear, el subir una pierna, el mover un brazo, el ponerte una media, el beber, el comer, el hablar, el decir te amo, todos son privilegios. Nada está garantizado y nada es un derecho.
Cada vez que des un paso o ejecutes una acción celébralo como si fuera una navidad. Porque en realidad es una celebración, es una fiesta, es un nacimiento, es tu comienzo de vida, es tu regalo.
Podrías vivir momentos en que no tengas alguno de estos privilegios que confirman tu existencia. Dale gracias a Dios por cada cosa que puedes hacer, ya que es un regalo, es un presente. Celébralo, puedes dar un paso, te puedes poner la media, estás vivo, estás lleno de opciones y de posibilidades.
Elige ser feliz, estás bien.
Esta sala de infusiones es un túnel que me comunica a tantos destinos.