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El día antes de la quimioterapia celebro la “última cena”.

Nuestra sala de infusiones es una escuela rica en enseñanzas y en momentos de ternura. Abrimos tanto nuestros corazones que se puede escuchar el eco del amor.

Recientemente estuvimos conversando sobre los efectos secundarios de la quimioterapia y las estrategias para contrarrestarlos.

“Cuando cocino salgo de la cocina en lo que se va el fuerte olor a comida, pues no lo soporto. Me la paso entrando y saliendo y cuando termino estoy tan cansada que pierdo el apetito. Me salgo de la cocina, me relajo, leo, veo televisión y luego le meto mano a la comida. Pero sin comer no me quedo”.

“No puedo tomar nada frío pues se me cierra la garganta con mil alfileres. Todo fresco y al tiempo”.

“Tengo que desviar el aire acondicionado del carro para que no me dé directo a las manos ya que me paraliza los dedos”.

“Cuando están pasando los efectos y durante los tres o cuatro días antes de la próxima quimioterapia, me da un apetito que me quiero comer el mundo”.

“El día antes de la quimioterapia celebro la “última cena”; líquidos fríos, mantecado, arroz, habichuelas, carne, postre, o sea, arraso con todo en la cocina porque sé que después no voy a poder”.

Es un intercambio maravilloso, de mucha sabiduría, empatía, comprensión, bondad y amor.

Y es un logro precioso pues estás trabajando con tu situación de manera consciente, de frente, como parte natural del presente, como algo cotidiano, con determinación, con empeño, enfocado y sin miedo.

Tienes que expulsar de tu mente y de tu corazón los temores. Los miedos que siempre sembraste en ti, que no te permiten mirarte y no te dejan desnudar tu alma y tu corazón. Los miedos que llenan de tinieblas tu camino interior y te obligan a caminar en la obscuridad sin poder encontrar verdades, sin poder descifrar misterios. Los que paralizan y te arrastran al dolor. Los que llenan de malos pensamientos tu mente. Los que no te permiten salir de tu plano físico, donde reinan las necesidades primarias y las fuerzas irracionales del ser humano. Los que te roban todas las oportunidades de ser feliz.

Llegó la hora de botar las preocupaciones, de entender y reconocer lo hermoso y capaz que eres, de celebrar tus virtudes y fortalezas. Llegó la hora de ocuparte de tu Proyecto de Vida. Tienes que hacerlo sin ansiedad, sin angustia y sin estrés. No nutras las células cancerosas pues las preocupaciones son su alimento principal.

No pierdas el tiempo lamentándote, tu vida se compone de tiempo presente. Cuando Dios te dio la vida, lo que te regaló fue tiempo. Qué es la vida, sino tiempo. Pero buen tiempo, de buenos pensamientos, de acciones positivas y alegres que nos permitan visualizar un futuro feliz.

Porque nuestra mente mira hacia el frente, hacemos planes y proyectos para mañana, nos proyectamos más allá del hoy. Pero esa visualización tiene que ser resplandeciente, tiene que nutrirse de la felicidad y el entusiasmo del hoy. Tiene que ser una visualización de un mañana de logros y metas alcanzadas, de empeño, de trabajo y de esfuerzo. Para que ilumine de alegría cada momento futuro que luego viviremos en el presente.

Ama al Dios de la Vida, pero también, tienes que amarte a ti mismo. Porque fuiste creado a su imagen y semejanza. Esto es, eres parte del Alma Absoluta, que se desprendió para encarnarse, pero que regresará purificada a unirse con el Padre.

Tu eres tierra fértil y fecunda, siémbrala con semillas de verdad, de confianza y de amor.

Y te garantizo que serás feliz.

 

 

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