No es miedo, es supervivencia
Recientemente la denominación a la cual pertenezco, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico, celebró un foro para orientar a su liderazgo sobre la crisis financiera del país. El foro fue ágil y efectivo. Doy gracias a Dios porque mi denominación está siendo responsable, capacitando líderes para trabajar con la difícil situación que enfrenta el país.
Ahora bien, en un momento dado, la persona que servía como recurso hizo una aseveración que me pareció tan injusta como peligrosa. El economista indicó que hay personas que se están yendo de Puerto Rico por miedo a la crisis. Aunque entiendo que el economista expresó su opinión de buena fe, confieso que encontré la frase chocante. ¿Por qué? Porque la mayor parte de la gente que conozco que se ha ido del país no lo ha hecho por miedo, sino porque no encuentran donde trabajar.
Durante los pasados siete años, durante los cuales he estado sirviendo en Puerto Rico como pastor, he tenido que despedir varias familias que se van a regañadientes. El primero fue un contratista, experto en ebanistería fina, que prácticamente se fue a la quiebra debido a la paralización de la construcción en Puerto Rico. También recuerdo el caso de la pareja de ingenieros que se vieron desempleados a la misma vez y que tuvieron que emigrar a las partes más frías de Estados Unidos luego de perder su casa. Y ni siquiera debo mencionar a maestros y maestras que no los nombraron para trabajar, principalmente por politiquería, y se vieron forzados a emigrar a estados como Texas para poder sustentar a sus familias.
Como corolario a esta situación, también encontramos el problema que esto representa para la familia extendida. Hace varios años, tuve un joven extraordinario en la iglesia, quien decidió irse a la Florida porque su ex esposa se mudó a ese estado con sus hijas. De quedarse en Puerto Rico, las relaciones paterno-filiales hubieran quedado rotas.
Hoy en Puerto Rico hay miles de personas desempleadas y subempleadas que están contemplando la migración como una respuesta a su dura situación económica. Entre esos, se encuentran miles de graduados universitarios que sencillamente no encuentran donde laborar y los otros miles que están trabajando como meseros u obreros en restaurantes de comidas rápidas.
El costo social de esta situación es terrible. Abuelos y abuelas lloran a sus nietos y nietas todas las noches. Padres no ven a sus hijos e hijas. Del mismo modo, quienes emigran extrañan su Isla todos los días. La mejor solución sería crear un cuarto de millón de empleos en los próximos dos años, de manera que la gente no se tuviera que ir, pero eso parece tarea imposible.
Por eso digo que no es por miedo que la gente emigra, es porque en Puerto Rico la situación laboral es tan limitada que decenas de miles de personas no encuentran donde trabajar. No es por miedo, es por sobrevivir.
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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com & http://www.prediquemos.net