Nadie dijo que somos chatarra
A partir de la degradación de los bonos del gobierno de Puerto Rico, comenzamos a escuchar en la radio y a leer en la prensa la consigna que reza: “No somos Chatarra”.
La consigna tiene diversas modalidades, tales como “nuestro país no está degradado”. Y cuando uno escucha esas consignas, no hay otra opción más que afirmar el orgullo de ser puertorriqueños y puertorriqueñas.
Ahora bien, cuando uno analiza este fenómeno en un segundo momento, se da cuenta que el mismo es parte de una estrategia publicitaria y, por lo tanto, politiquera. ¿Por qué? Porque nadie ha dicho que Puerto Rico es chatarra.
Ni las casas acreditadoras ni los acreedores de Puerto Rico están diciendo que nuestro país es chatarra, mucho menos que está degradado. Estás entidades han hecho declaraciones sobre el crédito de Puerto Rico, no sobre la calidad moral del pueblo puertorriqueño.
Para las entidades financieras, el problema de Puerto Rico es matemático. Nuestro gobierno tiene una deuda pública cada vez más alta, mientras el país cada vez produce menos. Los recaudos del gobierno siguen bajando, mientras se mantienen altas obligaciones financieras. A los prestamistas poco le importa si nuestro pueblo es bueno o no, lo que le importa es si podemos pagar nuestras deudas.
El asunto es semejante a la situación de una persona a quien un banco le niega un préstamo. Si bien el rechazo del banco puede indignarnos, en realidad el banco no está haciendo un juicio de valor sino una evaluación financiera. En el fondo, al banco le importa poco si alguien es buena gente; lo que le importa es que la persona pueda pagar sus deudas.
Por lo tanto, la campaña mediática que afirma que no somos chatarra y que nuestro pueblo no está degradado nos está defendiendo de una acusación que nadie ha hecho.
Imagino que la consigna seguirá, con tal de subirle la moral al pueblo. Y eso de subir la moral tiene cierto valor, pues ayuda a mejorar el perfil psicológico del pueblo. Así que, con toda probabilidad, seguiremos escuchando que no somos chatarra y que nuestro país no está degradado. Y si las personas que están en poder desean afirmar esa campaña, nada malo tiene subirle la moral al pueblo.
Lo que espero es que, en unión a las consignas del orgullo patrio, el gobierno presente medidas claras para el lidiar con la corrupción, la mala administración y la irresponsabilidad fiscal que nos ha llevado este punto. Lo que es inaceptable es que el gobierno limite su respuesta a organizar una campaña mediática, sin hacer los ajustes necesarios para mejorar la situación financiera del país.
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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com