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Las bellas artes en la Iglesia

Las iglesias católicas, protestantes y evangélicas en Puerto Rico hacen grandes aportes a la cultura, aportes que en muchas ocasiones pasan desapercibidos.

Todos los años, muchas iglesias reparten alimentos, ropa, y donativos en efectivo a miles de familias en necesidad. Otras iglesias aún ofrecen becas de estudio para personas jóvenes, tanto al nivel de escuela superior como al nivel universitario. Y no podemos olvidar el rol pacificador que tiene la presencia de nuestras iglesias aún en las comunidades más violentas del país. La iglesia está presente hasta en los barrios donde la Policía lo piensa dos veces antes de entrar.

Ahora bien, en esta ocasión deseo tomar otro camino, ofreciendo algunas perspectivas sobre los aportes de la Iglesia a nuestra cultura. En particular, deseo hablar sobre la contribución que hacen las iglesias a la enseñanza de las bellas artes en Puerto Rico.

Es de todos sabido que el sistema educativo en Puerto Rico pasa por una grave crisis. Esa crisis tiene ribetes financieros, aunque en el fondo es un problema sistémico. Y una de las manifestaciones más claras de la crisis es la reducida oferta de cursos relacionados a las bellas artes en las escuelas públicas del país.

A la hora de recortar programas, los primeros cursos que se eliminan son aquellos relacionados al deporte y a las bellas artes. Esto se debe a que los sistemas educativos en la cultura occidental siguen una pirámide educativa, una jerarquía que privilegia los cursos relacionados a las ciencias y las matemáticas mientras menosprecia las bellas artes y los deportes.

Para decirlo con mayor claridad, la mayor parte de nuestras escuelas —tanto públicas como privadas— ofrecen muy pocas oportunidades para que nuestros estudiantes aprendan música, teatro, danza, dibujo y arte visual.

Debemos reconocer que las iglesias en Puerto Rico han tratado de responder a este problema social ofreciendo, la mayor parte de las veces de forma gratuita, cursos y talleres en estas áreas. Es en la iglesia que mucha gente aprende a cantar, a tocar instrumentos musicales y a apreciar la música. Muchas iglesias también ofrecen clases de arte, ayudando a la juventud a conocer el mundo del dibujo y la pintura. Del mismo modo, muchas iglesias tienen grupos de teatro donde nuestra juventud disfruta por primera vez de la oportunidad de actuar.

Y los aportes no terminan ahí. Nuestra cultura ha entrado al mundo digital y nuestras iglesias no se están quedando atrás. Por eso, es en la iglesia donde muchos jóvenes se enfrentan por primera vez a una consola de sonido. Del mismo modo, es en la Iglesia donde muchas personas jóvenes aprenden los rudimentos de la producción de vídeo y de la transmisión de vídeo por Internet.

Por eso, afirmo que las iglesias puertorriqueñas están haciendo un aporte incalculable a la educación de la juventud puertorriqueña, subsanando algunas de las deficiencias que aquejan al sistema educativo del país.

Puedo decir con orgullo que la Iglesia local que pastoreo ha sido un vivo ejemplo de lo que estoy argumentando. Por décadas, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Espinosa ha fomentado la enseñanza de las bellas artes en sus diversos programas educativos para la niñez y la juventud. Éstas dimensiones estéticas enriquecen la vida de nuestro pueblo.

En particular, deseo destacar nuestro Ministerio de Arte Dramático. Bajo la dirección técnica de Edgardo Cardona, ese ministerio presenta dos o tres obras cada año. En ese ministerio participan personas de otras iglesias locales de la comunidad, lo que permite que las obras teatrales sean representadas tanto en nuestro templo como en los de otras comunidades aledañas. Edgardo ha trabajado mano a mano con su hermano Gamaliel, dirigiendo grupos eclécticos que incluyen adolescentes, jóvenes, personas adultas y hasta personas de la tercera edad.

Muchas de las obras representadas por el Ministerio de Arte Dramático han sido escritas por Héctor Rubén Cardona, hermano de Edgardo y Gamaliel. Rubén no sólo es dramaturgo, sino también escritor y poeta.

Y la mención de la poesía me lleva a recordar que Espinosa ha producido toda una serie de poetas, muchos de los cuales han publicado parte de su obra. Me refiero a personas tales como Mario Rivera, Isabel Hernández, Efraín Cardona y el mismo Héctor Rubén.

La buena noticia es que Espinosa no es la excepción, sino la regla. Durante esta Semana Santa, centenares de Iglesias en Puerto Rico estarán presentando dramas, cantatas y otras representaciones visuales del Evangelio. Proclamarán el Evangelio no sólo por la palabra, sino también por medio del arte, de la música, de la danza, de la poesía y de la actuación.

Demos, pues, gracias a Dios por estos aportes culturales de la iglesia a nuestro país y a nuestra sociedad.

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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com y http://www.prediquemos.net.

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