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El tema superlativo de la Iglesia

Unas semanas atrás, un gran amigo me pidió que ofreciera mi opinión sobre “el tema superlativo de la Iglesia: la moral”. Hoy le respondo con amor a este gran ministro del Evangelio, aunque mi respuesta no es la que él espera.

¿Cuál es el tema central de la Iglesia? ¿Cuál es el tema “superlativo” de la fe cristiana? Una vez formulada la pregunta, queda claro que el tema más importante en la vida de la Iglesia no es la moral, sino es la acción de Dios en Cristo, por medio de la cual la humanidad hoy puede alcanzar salvación.

El “tema superlativo” de la Iglesia es Cristo, quien anunció que el Reino de Dios se ha acercado a la humanidad. El tema central de la Iglesia es que Dios, en su infinito amor, desea salvar a la humanidad del pecado que le ata a las fuerzas del mal y le conduce a la muerte.

La fe cristiana no tiene una visión inocente de la conducta humana. Por el contrario, uno de los puntales del cristianismo es la triste afirmación de que todo ser humano es pecador. Y esto lo podemos comprobar fácilmente, ya que no hay una sola persona que no le haya hecho daño a otra alguna vez en la vida. La fe afirma que toda la humanidad participa de esta corrupción moral en alguna medida y que, por eso, toda la humanidad necesita relacionarse con Dios para encontrar el perdón de los pecados pasados y reorientar su vida.

En este proceso, Dios nos capacita para transformar nuestras vidas por medio de la acción del Espíritu Santo, que da dones y habilidades especiales a quienes buscan a Dios con humildad y con fe.

Aquellas personas que confesamos nuestros pecados ante Dios, reconociendo nuestra maldad, alcanzamos una salvación que no merecemos. Dios nos salva, nos transforma y nos capacita por puro amor, no por los méritos que podamos acumular. Por eso necesitamos cultivar una actitud de humildad, no de superioridad espiritual. En fin, quienes reclamamos tener una relación con Dios no somos más que pecadores perdonados de manera gratuita por el puro amor divino.

Cuando la Iglesia habla sobre temas éticos y morales, debe hacerlo con integridad, con responsabilidad y con amor. Y debe hacerlo con empatía, con palabras que expresen misericordia y comprensión. La Iglesia debe expresar el amor de Dios de manera concreta, tratando a los demás con un amor comparable al que ha recibido.

Esta es, pues, mi respuesta a la pregunta planteada: el tema “superlativo” o central de la Iglesia es que “en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación” (2 Corintios 5.19, RVC).

La Iglesia no debe abandonar su mensaje central, aún en medio de los muchos debates contemporáneos sobre la ética y la moral sexual. ¿Por qué? Sencillo: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3.17, RVC).

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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com.

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