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Trump gana popularidad

Los que arguyen que el presidente de EEUU, Donald Trump, resultó derrotado en la lucha partidista por los fondos para el muro fronterizo, no se percatan de los detalles. Durante el cierre parcial del gobierno federal los tuits del Presidente fueron constantes sobre el asunto de por qué es necesario proteger las fronteras y dar continuidad a la construcción de un muro. Al reabrir el Gobierno, pudo realizar el Mensaje de Estado (SOTU, por sus siglas en inglés), considerado uno de sus mejores discursos y uno de los mensajes de Estado más efectivos en la historia reciente. Dio tiempo para negociar y logró que se aprobará $1.375 billones para barreras físicas. Declaró un estado de emergencia que posibilita usar fondos manejados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU (USACE, por sus siglas en inglés) para la contrucción del muro.

En ese proceso ganó apoyo nacional, pues aumentó el porcentaje de aprobación a su gestión como presidente. El reporte de Rasmussen indicó que Trump llegó a un 52% de aprobación. Eso es significativo y anómalo. Implica que salió airoso en la batalla por el apoyo popular.

Para los líderes del Partido Demócrata es importante derrotar a Trump en las elecciones presidenciales del 2020. Necesitan convencer a sus seguidores de que no vale la pena reelegirlo; así lo analiza el locutor radial Rush Limbaugh, quien es uno de los analistas que suele citar Trump en algunos tuits.

Sin embargo, la popularidad de Trump aumenta y las aparentes derrotas operan como victorias pírricas para los demócratas, pues fracasan en su objetivo. La mayoría de los americanos favorece la construcción de un muro y la protección de las fronteras. El Presidente demostró que los demócratas son intransigentes y que genuinamente está preocupado por la seguridad nacional.

Sin fronteras no hay Estado ni Nación. Poco a poco se puede cambiar la idiosincrasia y el orden político-económico mediante el caballo de Troya de la inmigración ilegal. Se nota en estados fronterizos en los que comienzan a fortalecerse los candidatos demócratas, algunos con ideas socialistas democráticas. No es lo mismo la inmigración legal, controlada y selectiva de ciudadanos de otros países dispuestos a adaptarse al orden americano, que la inmigración ilegal, politizada, de personas que no necesariamente entienden el modo de operar y el orden constitucional de los EEUU.

Este problema lo comprenden muchos americanos, incluso hispanos que residen legalmente en la Nación, que se preocupan por el desarrollo económico, por evitar que se afecte adversamente el mercado laboral, por la situación fiscal federal y de los estados, por la seguridad nacional, por el tráfico ilícito de mercancías y personas, entre otros problemas. Ni “Beto” O’Rourke ni Andrew Gillum, los socialistas democráticos pro fronteras abiertas y pro ciudades santuarios, ganaron sus contiendas electorales en Texas y en Florida. Muchos electores entendieron el riesgo que representan.

En Puerto Rico (PR), tampoco resultaron victoriosos los políticos demócratas y los Republican In Name Only (RINO) que atacaron a Trump basados en reportajes falsos (#fakenews). Se probó que nunca hubo una agenda de quitarle fondos federales a PR para su recuperación y reconstrucción. La administración Trump lo que propone es nombrar a un Coordinador que supervise y fiscalice el uso de los fondos. El gobernador de PR, Ricardo “Ricky” Rossello, se opone, pero el moméntum no está a su favor.

Cuando “Ricky” asistió a SOTU, por invitación del líder de la minoría demócrata en el Senado federal, Chuck Schumer, colaboró con los enemigos políticos de Trump y ayudó a propagar la mentira de que le quitaría fondos a PR. Todo resultó ser falso, pues al declarar el estado de emergencia, no se perjudicaron esos fondos; hay un restante suficiente en manos de USACE para construir el muro.

Para colmo, el Primer Circuito de Apelaciones de Boston declaró inconstitucional el proceso mediante el cual se eligió a los siete miembros de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF). El presidente de EEUU debe nombrar y referir al Senado federal, para su confirmación, a las personas que formarán parte de la JSF, en un plazo que no debe exceder los 90 días. Dice un refrán, “al que no quiere caldo, le dan tres tazas”. El gobernador de PR no quiere a un Coordinador de los fondos federales; ahora tendrá que enfrentar a siete.

Los que atacan a Trump con frivolidad todavía no aceptan que una y otra vez escupen contra el viento. La Comisión de Inteligencia del Senado federal que investiga el alegado vínculo de la campaña de Trump con el gobierno de Rusia concluyó que no hay evidencia directa sobre una conspiración entre ambos actores.

A juzgar por la obsesión de los opositores a Trump, se espera que los ataques continúen hasta las próximas elecciones. Incluso, si Trump es reelecto, es probable que intenten residenciarlo. No soportan que un presidente de EEUU sea pragmático, que no sea un político tradicional y que cumpla su palabra sin dejarse intimidar por las élites de ambos partidos de mayoría. Mientras más lo atacan, más revelan la agenda en su contra.

Muchos ciudadanos americanos consideran a Trump un defensor de la Patria. Cuando los demócratas demonizan a los seguidores de Trump para aislarlos, lo que logran es animar a movimientos como el #Walkaway, el #Blexit y el #Lexit, que consisten de demócratas, negros e hispanos que se desafilian del Partido Demócrata. Hillary Clinton erró tácticamente al llamar basket of deplorables a los seguidores de Trump. Los medios de prensa sesgados fallan al tildar de racistas a los que se ponen una gorra con el lema de campaña Make America Great Again (#MAGA).

El #Lexit podría volverse viral luego del mensaje que ofreció Trump en Miami, el “Día de los presidentes” (18 de febrero), sobre el caso de Venezuela y las tiranías socialistas en América. Dijo que “cuando Venezuela sea libre, cuando Cuba sea libre y cuando Nicaragua sea libre, este será el primer hemisferio libre en la historia de la humanidad” (la traducción es mía).

Los demócratas y los never trumpers no entienden que la única forma de contrarrestarlo efectivamente es aceptar que ganó las elecciones limpiamente y competir en el libre juego de las ideas. Tienen que respetar el orden constitucional americano y volver a los tiempos en los que a pesar de las diferencias entre demócratas y republicanos, todos eran americanos.

 

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