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Donald Trump vence al Covid

Desde que el presidente de EE. UU. Donald Trump anunció mediante un tuit que resultó positivo a la prueba del Covid-19, los medios de prensa inclinados al ala demócrata no han dejado de especular y de armar teorías de conspiración. Hay dos narrativas falsas que propagan. La primera es que el Presidente está o estuvo gravemente enfermo, pero su equipo médico ocultó información sobre un tratamiento con oxígeno. El otro escenario que pintan es que Trump mintió sobre el resultado de la prueba y que todo es un truco publicitario de campaña para que le tomen lástima y para desviar la atención de supuestos escándalos y fracasos.

Ambos relatos son fantasiosos y no se basan en evidencia. Además, son mutuamente excluyentes y contradictorios. No es posible que ambos sean correctos. De hecho, ninguno lo es.

El presidente Trump se comunicó mediante Twitter y publicó varios videos, al menos uno por día, para mostrar que se encuentra bien de salud. Su equipo médico ofreció conferencias de prensa diarias desde el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed. La prensa pudo hacer preguntas y aclarar dudas, pero ninguna de las respuestas fue suficiente para saciar el ánimo conspirativo.

Parecía como si el deseo de ver enfermo o muerto al presidente de la Nación pesara más. Hubo figuras públicas y exasesores de presidentes demócratas que expresaron sus deseos de que Trump muriera. Sin embargo, se quedaron con las ganas.

Trump no solo batalla contra el Covid-19, sino contra los odiosos y contra una prensa hostil. Pero sus seguidores contrarrestaron los malos deseos con oraciones y reuniones en los bordes del Centro Médico. Por esto, Trump los visitó en un vehículo SUV blindado para agradecerles y enviar un mensaje optimista. Siguió los protocolos de seguridad e higiene, mantuvo los cristales arriba y no se bajó en ningún momento. Tenía mascarilla puesta. Fue el mismo proceso que se siguió para transportarlo al Centro Médico. No hubo nada anómalo ni irresponsable. Incluso, tuvo el aval de su médico principal.

Los que imaginan que Trump desvía la atención de un primer debate presidencial y que fabrica una excusa para no asistir a un segundo, no examinan hechos. Implican que los médicos que atienden a Trump son mentirosos y que los funcionarios y senadores que dieron positivo a la prueba de Covid-19 participan de un simulacro. Pero para coordinar algo así se requeriría de muchos cómplices y no hay evidencia que sostenga esta suposición fantasiosa.

Además, Trump logró su objetivo durante el primer debate. No dejó que el moderador Chris Wallace impusiera premisas falsas en cada una de sus preguntas ni que su contrincante demócrata Joe Biden estableciera el ritmo del debate. Salió satisfecho con su actuación. Sabía que debatiría contra dos, el moderador y el contrincante. Se preparó para dirigir a Biden las preguntas que no le harían. Fungió como debatiente y reportero.

La campaña de Biden lo mantiene lejos de los medios de prensa y cuando lo exponen acuerdan las preguntas de antemano, usan guión, ‘talking points’ (frases preparadas) y teleprompter. Cuando no tienen control de la situación acaban las reuniones, justo cuando los reporteros van a realizar preguntas. Trump quebró esa táctica al usar el debate para cuestionar a Biden por la corrupción en la que estuvo involucrado con su hijo Hunter Biden, relacionada a la corporación Burisma Holdings y a sobornos recibidos en Ucrania, Rusia y China.

A Trump le dirigieron preguntas con premisas falsas durante todo el debate; el moderador contraargumentaba emitiendo opiniones. Desde la primer pregunta sesgada, Trump se lo comunicó directamente a Wallace.

Por ejemplo, una de las preguntas cargadas decía que Trump había aprobado una orden ejecutiva “simbólica” para reducir el precio de los medicamentos. El adjetivo “simbólica” estuvo de sobra; fue innecesario. Wallace quería imponer su punto de vista. Con otra de las preguntas perseguía ponerle el mote de “racista” al presidente Trump. Wallace le dijo a Trump que por qué no denunciaba a grupos supremacistas blancos, una pregunta que ya le había realizado en el debate contra Hillary Clinton en el 2016. A Trump le han hecho la pregunta varias veces y siempre ha denunciado a los supremacistas y a toda organización odiosa de izquierda a derecha.

Sin embargo, en este caso la pregunta debía ir dirigida a Biden, pues fue amigo y admirador del líder del Ku Klux Klan (KKK) y exsenador federal de West Virginia, Robert Byrd. Bill Clinton, Barack Hussein Obama y Biden asistieron y hablaron en el funeral de Byrd. También, Biden fue coautor del Crime Bill (Ley del Crimen) de 1994 que perjudicó mayormente a la población negra, porque aumentó los encarcelamientos. Además, Antifa y Black Lives Matter (BLM) son las organizaciones que provocan disturbios y delitos en diversas ciudades dominadas por alcaldes demócratas. Ambas organizaciones tienen vínculos con el Partido Demócrata y son un problema de seguridad en la actualidad; también, promueven la segregación racial. Esta es la razón por la que Trump interrumpió para dirigir la pregunta a Biden e insistió en hacer las preguntas que el moderador se negó a realizar.

Trump tuvo que batallar contra la prensa demócrata durante toda la campaña de 2015-2016 y durante su primer cuatrienio. Ni siquiera durante este periodo de hospitalización preventiva y de cuarentena le dan tregua.

Tuvo que vencer al Covid-19 en varios frentes. Cuando decidió prohibir los vuelos de China a EE. UU., Biden lo tildó de xenóbobo en un tuit. La presidenta de la Cámara Baja federal Nancy Pelosi fue al barrio chino de San Francisco e invitó a hacer turismo interno, como una forma de llevarle la contraria. La atención de los demócratas en enero de 2020 estaba en el intento de destituir a Trump mediante un juicio político.

El presidente Trump ordenó producir de emergencia ventiladores, mascarillas y desinfectante para las manos. Suplió el almacén nacional y asistió a países como México. Por esto, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) visitó la Casa Blanca en julio de 2020 y agradeció la amabilidad y el respeto a México del presidente de EE. UU.

La administración Trump tomó en serio la emergencia del Covid-19, lejos de lo que reportan falsamente los detractores. Enfrentó al Covid-19 en todos los frentes, incluso en su cuerpo y en el terreno mediático. Los hechos hablan más que las palabras.

 

 

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