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¡Qué bueno es estar vivo!

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¡Toñó! ¡Celebra tu Vida!

Dicen que por no vernos viejas, algunas mujeres somos capaces de untarnos crema-alivia-hemorroides  debajo de los ojos. ¿El propósito? ¡Disimular las ojeras! Después de esa hazaña, hasta le venderían el alma al innombrable con tal de verse “como de 15 primaveras”.

Claro, en el camino hacia la Fuente de la Juventud, algunas se distraen comprando potingues de otras mezclas que prometen eliminar los surcos de las inevitables arrugas “patas de gallo” en las esquinas de los ojos; cremas, que además sirven para esas arrugas que llaman “las líneas de la risa”.

El afán es tan grande que se les olvida embadurnar de cremas milagrosas el cuello y el dorso de las manos.  Aún así, se pintan el pelo de rubio para disimular el nacimiento de canas, y gastan millonadas en cirugías plásticas que las desfiguran la boca. Terminan con labios similares a los de Jack Nicholson en su personaje del Joker en la película de Batman, versión del 1989. Hacen cualquier cosa para que en la celebración del aniversario de graduación de escuela superior les digan que se ven “igualitas”… aunque tengan el cuello y el dorso de las manos tan arrugados como el papelillo plateado de los chocolates Kisses.

En efecto, se ven “igualitas” porque la mayoría de los cirujanos plásticos estudiaron en las mismas escuelas de medicina y siguen el mismo patrón de costura.

Pero que nadie se atreva a decirme que los hombres no compiten en igualdad de condiciones. Hasta hoy, no he conocido a hombres que admitan que se ponen la Preparación H de las hemorroides para disimular las ojeras. Sin embargo es fácil detectarlos porque sus manos grandes no controlan la zona de las ojeras y se les hincha gran parte de la cara como a boxeador cuando termina una pelea.

Ni mi gran amigo Ángel Antonio -que cumplió 60 años ayer- sería capaz de admitirlo.

Me cuenta Toñita -su santa esposa- que todos los años cae en depresiones profundas causadas por el “Síndrome del Cumpleaños”. En su caso, la bendita maldición tipo “Macacoa Incontrolabilis Grado IV” comienza los primeros días del mes once.

Ella me secreteó que esa enfermedad es hereditaria. La genética es cruel para los  hombres que cargan con el apellido “Pérez-Serás”. Esa cepa sufre de “Vergüenza Arrítmica” cuando los llaman en voz alta en una oficina médica porque sienten que su apellido le anuncia a los demás pacientes que “perecerá” pronto.

“¡Como si fueran eternos!”, pienso, a la vez que le deseo que tenga nietas para se rompa el hechizo del apellido que le bloquea  a los machos de esa familia toda posibilidad de disfrutar de  los cumpleaños y  de la Vida. Pierden el tiempo quejándose de la vejez que no conocen.

Yo, que cumplo a fin de mes, lo celebro en grande durante todo el año. Los 29 de noviembre termino la fiesta del cumple del año anterior, y a las 5:00 de la mañana del 30 de noviembre -día y hora oficial que señala mi certificado de nacimiento- empiezo a celebrar mi “CumpleVida”, (término que con orgullo acuñé y popularicé en la red social del féisbuc cuando no sabía cómo escribir la eñe en un teclado en inglés).

A fin de este mes, y en este mismo espacio ofreceré algunos detalles sobre mi forma particular y escandalosa de celebrar los míos.

Mientras, Toño, te informo que al abuelo de una amiga le fascina que le celebren los cumpleaños con fiestas y algarabía. A principios del próximo año cumple setenta y nueve y ya está saboreándose el bizcocho que no han ordenado. Para el del 2017,  pidió uno en forma de “80”.

En cambio, la abuela detesta cumplir años. Ni siquiera le gusta decir la edad que tiene. Afortunadamente, no va a leer estas líneas que la delatan, ya que sólo se publican en la edición digital de este diario, y ella se niega a usar bifocales.

Tú, Toño, ¡acógete al buen Vivir! Vive un día a la vez, pero saborea cada instante porque no se vuelve a repetir.

Si quieres ponerte Preparación H en las ojeras, ¡adelante! Pero hazlo con la puntita de palillos de oídos. No te fajes por disimular las líneas de las arrugas causadas por la risa. Esas huellas confundirán a los que te conocen como el gruñón que siempre has sido.

Por nada ni nadie en este mundo yo querría disimular mis ojeras de fiestera con emplastes de crema-alivia- hemorroides en mi  cara… Quiero envejecer con dignidad.

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