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Abusos, violaciones e impunidad

Hay tres palabras que le duelen como puñales clavados a medianoche a las víctimas, que resultan ser siempre frágiles e inocentes. Son tres palabras que se repiten miles de veces en decenas de medios noticiosos de este país: abuso, violación e impunidad.

Por hoy, y para mantenerme fiel a la población a la que nos preocupa a mi amigo Ángel Antonio y mí, nos vamos a concentrar en denunciar a tres de los abusadores más frecuentes que destruyen con cuchillo de palo la integridad de personas con impedimentos, personas de edad avanzada, y sus familias.

Se trata del Programa de Educación Especial del Departamento de Educación, algunas agencias privadas que se supone que le brinden servicio de cuido a personas que requieren de asistencia de un ama de llaves o de enfermería en el hogar, y algunas empresas que venden equipos especializados.

“Ay bendito”, “son muchos los casos”, “no tenemos suficiente personal”, “no fue nuestra intención”, “ese equipo tiene muchas especificaciones”, o “Medicare se tarda en aprobar” son algunas de las muchas frases baratas que tienen gastadas algunos proveedores de servicios públicos y privados.

Cuando la gran mayoría de personas con impedimentos y personas de edad avanzada solicitan servicios, no lo hacen por changuería.

Cuando los padres de niños con impedimentos exigen servicios (evaluaciones, terapias del habla, terapias físicas, entre tantas otras), no lo hacen por gusto, ni para hacer quedar mal al gobierno de turno. Esos padres saben que mientras más tiempo transcurra, menos probabilidades tienen de alcanzar una mejor calidad de vida para sus hijos. Además, es su derecho. Así lo estipula la ley.

Incumplir con los niños es una violación crasa que se ha estado cometiendo hace más de dos décadas con descarada impunidad.

Cuando adultos con impedimentos físicos y sus familiares solicitan servicios de ama de llaves para personas que no pueden valerse por sí mismas, o servicios de enfermería para atender a personas encamadas, tampoco lo hacen por gusto. Lo hacen por necesidad. No actuar con diligencia, ausentarse sin enviar personal que sustituya, o no contestar llamadas son formas de abuso y violaciones a sus contratos.

Espero que las agencias certificadoras de esos “negocios de cuido” no se hagan de la vista larga por par de pesos debajo de la mesa.

En el caso de las empresas privadas que representan firmas de equipos asistivos tan básicos como sillas de ruedas manuales o motorizadas, prótesis, sillas de baño especiales, rampas y piezas para equipos, también se dan abusos y violaciones.

Algunas empresas incumplen con fechas de entrega. Otras, venden a sobreprecio según la capacidad de pago del cliente. ¿Alguien ha visto alguna denuncia?

Creo que llegó el momento en que pacientes y familiares señalen a los abusadores que engañan a quienes por fragilidad, ignorancia o miedo, no pueden defender su derecho a Vivir con dignidad.

 

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