En mi libro “Perspectivas” establecí como base de toda ética humanista el que los seres humanos vivimos en función del prójimo.

La felicidad es un verbo, y consiste en ser feliz haciendo felices a nuestros semejantes. Los puertorriqueños somos felices por naturaleza ya que la naturaleza de nuestro Puerto Rico es muy generosa con nosotros los 365 días del año. Somos antillanos, en ese Mar Caribe, donde disfrutamos de un clima agradable que raras veces nos castiga como es el caso de los que viven en latitudes extremas. Ay de aquellos que tienen que encerrarse en neveras unos seis meses al año. La nieve se ve  bonita y agradable solamente en las películas.

He viajado bastante en mis ochenta y pico de primaveras. No tengo reparos en hacerle segunda voz a Rafael Hernández cuando canta “si yo no hubiera nacido en la tierra en que nací estaría arrepentido de no haber nacido aquí”. Soy un enamorado de mi Isla, de punta a punta y algo más como lo son las bellezas de Vieques y Culebra.

La generosidad de los puertorriqueños es natural y proverbial. Hemos vivido y crecido en un paraíso tropical. Pero uno se asombra de lo enajenado de ese tesoro que viven tantos boricuas. No aprecian lo que el más valioso de los regalos: nuestra Isla.

En mi caso, el inmovilismo, de pronto, me ha hecho más viejo de la cuenta.  Me han fallado mis piernas que una vez  maravillas fueron en las canchas de baloncesto. Ahora, la ayuda de un bastón impacta  la vista de quienes me asisten para salir del carro o para cruzar una calle. No pasa un día en que alguien, amablemente, se me ofrece para ayudarme. Estamos en Puerto Rico donde nos han enseñado a competir pero también a ayudarnos. Cuando pasen lista sobre los buenos y malos de este mundo, los boricuas, estaremos en la de los buenos y muy cerca del sitial de honor. Nuestro famoso “Ay bendito” nos distingue como compasivos y sensibles al dolor ajeno.

Esto, a pesar de que vivimos en un sistema capitalista salvaje inspirado en el egoísmo y la codicia donde la lucha es de todos contra todos. Donde el ganador se lo lleva todo. Y al debil que se jorobe. Lamentablemente, el aforismo de que ” all men are created equal” es una falacia.

En eso pensaba hoy cuando repasaba los pensamientos antagónicos que, en las contiendas políticas o en los negocios y en el mundo de la competencia, surgen para llegar al colmo de agredirnos verbal y físicamente, aún cuando somos  hijos legítimos de una geografía, una misma historia y una cultura que define para nosotros un destino común. Y al insultarnos, nos degradamos y así le servimos de muy mal ejemplo a un Pueblo que por 118 años y sometido al coloniaje  no se ha podido auto determinar y repetidamente vota en contra de su libertad.

Si en el 1948 Luis Muñoz Marí se decide por la independencia en vez de abogar por el coloniaje que culminó en el fraude del Estado Libre Asociado, su Partido Popular, que había barrido en los comicios de 1944, no solamente ganaba las elecciones de 1948 sino que hoy seríamos un Puerto Rico libre y soberano.

Para mí es una tragedia ver como nos sometemos a la voluntad de un invasor que muy poco tiene en común con nuestra cultura isleña e hispánica, al extremo de que una millonada de boricuas anhela disolver su nacionalidad en la de ellos en aras de presumir de ricosy poderosos. Y lo pretenden desafiando el desprecio manifiesto de los Estados Unidos por lo que somos.

¡Que vergüenza!

Porque, yendo al caso de la liberación de Oscar López Rivera, es un abuso y crueldad del presidente Barack Obama haber prolongado el encarcelamiento de Oscar por años desde que se le hizo la petición de liberarlo. Aunque Obama lo indulte mañana no le puedo perdonar a este presidente el mucho tiempo que lo tuvo injustamente encadenado a la esperanza que cualquier inocente pudo haber tenido de terminar una condena injusta.

Y a los que se van de Puerto Rico, les dedico un “Ay bendito” y el deseo de que prontamente regresen  a su unica patria. No hay una mejor.