El colonialismo es un crimen según lo calificara la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Los Estados Unidos de América han admitido públicamente que han mantenido y mantienen al archipiélago de Puerto Rico como pertenencia, territorial; en fin, como una colonia sujeta a la autoridad del Congreso Federal según lo dispuesto en la Cláusula Territorial del U.S. Constitution.

Todo esto con el agravante de que, en 1952 al instituirse el Estado Libre Asociado, el embajador ‘americano ‘Mason Sears declaró ante las Naciones Unidas que esta nueva forma de gobierno descolonizaba a Puerto Rico. Esta alegación fue endosada por la oficialidad del ELA y validada equivocadamente por la ONU que de esa manera se hizo cómplice de un fraude monumental. Así lo calificó recientemente el juez federal Juan Torruellas en un discurso ante un foro de crítica constitucional.

Los hechos no permiten correcciones como tampoco se cuestiona la admisión de culpabilidad por los Estados Unidos.

Para denunciarlo bastaría una expresión oficial de nuestras cámaras legislativas o del ejecutivo (el gobernador) identificando el crimen y asociando sus consecuencias con la quiebra fiscal y moral del gobierno puertorriqueño agobiado por una deuda de $7.2 billones.

La admisión de culpabilidad del gobierno de los Estados Unidos por el crimen de hacer de Puerto Rico una colonia, y por más de un siglo, sugiere indemnizaciones billonarias dado el tributo de sangre que pagaran los boricuas participando en las guerras de Corea, Vietnam, Afganistán e Irak.

El crimen cometido contra Puerto Rico comenzó en 1898 cuando los Estados Unidos bombardearon la Isla y la invadieron en su guerra contra España. Las promesas del general Nelson Miles que sugerían un sistema democrático de gobierno para el territorio invadido no se cumplieron y el archipiélago de Puerto Rico se convirtió en botín de guerra pasando a ser una colonia de los invasores.

No hubo términos medios y la nueva colonia fue sometida a la más cruenta explotación económica por el derecho de la fuerza. En unos 45 años Puerto Rico pasó de la pobreza a la miseria. Los propósitos imperialistas de los ‘americanos’ se cumplieron a cabalidad y el territorio se convirtió en una base de operaciones militares en el Mar Caribe para velar por los intereses del imperio anglo sajón siendo prioridad el velar por el Canal de Panamá que estaba en planes de construcción por Washington.

Todo esto es historia requeté conocida. Y hay que ajustar cuentas con el CULPABLE.