¿Cómo pedirle cuentas a un abusador?
El abusador recurre al derecho de la fuerza.
La fuerza desafía la libertad y la justicia.
Puerto Rico es una víctima de esa lacra socio política sufriendo una situación que merece ser atendida, discutida y resuelta por ese mundo de naciones con las cuales compartimos el planeta tierra. No puede permitírsele a los ABUSADORES que sean los que distingan el bien del mal. Estados Unidos lleva más de un siglo determinando que países y pueblos son los BUENOS Y CUALES SON LOS MALOS.
BASTA YA.
Nosotros, Puerto Rico y los puertorriqueños, COLONIA al fin; somos simplemente otra cosa.
Como colonia, o sea pura pertenencia, somos una nación intervenida por otra. Somos un Pueblo abusado. Luis Muñoz Rivera, al percatarse que el gran propósito de la invasión yanqui en 1898 era de puro imperialismo, un descarnado abuso de su poder militar y económico resumió la situación con el más veraz y sentido de los lamentos: EN NUESTRA ISLA, NADA ES NUESTRO.
Eso es lo que estamos viendo y sufriendo en estos momentos cuando, al hacerse un inventario multibillonario de lo que debemos y de lo que nos deben, los débitos caen abrumadoramente en la hoja de balance de la nación abusada y NADA en la del ABUSADOR. ¡Que pague la colonia y los colonizados!
Y ante el IMPAGO, no basta con degradar sus bonos y haberes económicos, degrademos su dignidad haciendo del puertorriqueño un delincuente común, un paria, un ser completamente desvalorizado.
Es exactamente eso lo que significa la Junta de Control Fiscal para Puerto Rico y es para combatir precisamente ese ABUSO que se organiza la RESISTENCIA de puertorriqueños y puertorriqueñas con el concurso de `valientes instituciones de nuestra sociedad.
Porque exigimos JUSTICIA, la misma que representa un Oscar López Rivera encarcelado, es que debemos insistir en que nuestras Cámaras Legislativas, compuestas por hombres y mujeres ELECTOS por puertorriqueños ejerzan el derecho que les brinda la cintila de democracia que nos queda para IMPUNGAR la autoridad de esa Junta anti democrática y mantener el poder de decidir nuestros asuntos en los representantes legítimos de nuestro Puerto Rico.
Comencemos por reconocer la valía de esa juventud que hace sentir la RESISTENCIA de los puertorriqueños dando cara y conciencia en los predios federales de la calle Chardón.
¡QUE PAGUE EL IMPERIO!