Bilinguismo
Algunos políticos proponen un programa de bilingüismo para que, en Puerto Rico los puertorriqueños hablemos y nos entendamos en español y en inglés. Sin entrar en los detalles de a qué edad se debe comenzar la enseñanza de un segundo idioma, advierto de que se puede ser bilingüe e ignorante en ambos idiomas.
Tomen nota los que creen que el bilingüismo es la cura de la ignorancia.
Aprendí enseguida que no basta con hablar y entender el inglés y el español en una conversación para considerarse bilingüe. Circunstancias de tipo familiar me ubicaron en una escuela elemental en Nueva Jersey a la tierna edad de seis años. Y a los ocho estaba de vuelta en Puerto Rico y matriculado en el Colegio Ponceño de Varones. Ya a los diez años entré al Colegio San José en Río Piedras donde estudié hasta el primer año de escuela superior.
Así pues, en Estados Unidos aprendí a hablar inglés en escuela elemental y en mi hogar, hacía tiempo conocía el español.
También aprendí que la cura para la ignorancia comienza por la lectura, y no me refiero a los ‘comics’ de aquella época o a los muñequitos del sábado. En mi hogar mi madre y mi abuelo leían libros importantes y leían mucho, hábito que imité. O sea, a temprana edad y aprovechando que entonces no había televisión, leía mucho, lo mismo en español que en inglés.
Mi gran estímulo era complacer a mi madre y a mi abuelo ya que ambos se gozaban mis logros académicos en el Colegio San José. La historia y la geografía eran mis cursos favoritos, pero además, en los periodos de ‘study hall’ leía las novelas de Zane Grey en inglés y las de Alejandro Dumas en español. Así, aprendí enseguida que, para ser bilingüe, hay que LEER MUCHO en ambos idiomas.
Y cuando a los 14 años fui a estudiar a una escuela preparatoria en Long Island, una de mucho prestigio académico, aprendí que el inglés me servía para entrar en el mundo maravilloso de Shakespeare, Dickens, George Bernard Shaw, etc. Porque aprender inglés para hablar pendejadas o poder leer etiquetas en un frasco de medicinas es quedarse muy lejos del gran propósito bilingüista.
Considerando que mi abuelo Cayetano y mi madre Edna eran francófilos, estudié el francés por tres años, pero claro con el propósito de hablarlo ‘un peu’ y entenderlo también un poquito. Me conformaba con leer mucho en español y en inglés, algo que para los puertorriqueños es más que suficiente para poder lidiar con asuntos académicos y ampliar panoramas culturales. Es lógico pensar que por la estrecha relación política y económica que tenemos con los Estados Unidos, el inglés sería un segundo idioma importante y necesario. Más aún cuando sabemos que la arrogancia de los ‘americanos’ los disuade de aprender otro idioma que no sea el suyo. “We don’t need them”. Puro Wall Street.
El puertorriqueño atesora su vernáculo y con razón, pero además rechaza el argumento estrictamente pragmático (te conviene) de aprender el inglés. Si descubriera el maravilloso mundo de la literatura inglesa (‘for the sake of beauty and intellecual pleasure)’ lograría hacerse bilingüe y más sabio.
Cuando Carlos Romero Barceló le dice a los ‘americanos’ que Puerto Rico es un pueblo bilingüe se equivoca; pero más que equivocarse, MIENTE descaradamente. Aaahhhh, pero que bonito es proponer la enseñanza de inglés en nuestras escuelas haciéndole creer a los padres que sus hijos aseguran un futuro exitoso siendo bilingües, sabios y RICOS.
Lo de ricos es importante porque en el mundo del imperio yanki, el dinero es el primero de los mandamientos de la religión capitalista, un sistema económico basado en el egoísmo estimulado por la competencia darwinista. Es la glorificación del individualista en el todos contra todos. Da pena escuchar la verborrea oscurantista que vomitan los candidatos republicanos a la presidencia de su América cuando definen el socialismo. Claro que no lo entienden y muchos ignorantes lo consideran hasta anti democrático. Un zapato viejo de Carlos Marx sabía más que todos ellos juntos.
Mi madre me repetía que “los españoles se llevaron nuestro oro, pero nos dejaron el tesoro de la lengua española”. Y es la que mejor define nuestra nacionalidad uniéndonos como ningún otro factor cultural. Por eso en 117 años del más descarado coloniaje, SEGUIMOS SIENDO una nación hispana, muy distinta a la que nos invadiera en 1898.
No obstante, bienvenido sea el bilingüismo, pero no se trata solo de pollito = chicken; gallina= hen o “pass the butter'”. Quedan advertidos. Para dominar el inglés hay que leerlo continuamente. Conozco muchos bilingües ignorantes y hasta tullidos de pensamiento y habla.