A la deriva
El gobierno de los Estados Unidos es una nave a la deriva, descontrolada y sin un norte claro.
Al despedir a James Comey como director del FBI Donald Trump lanza una bola de humo sobre la poca credibilidad que le quedaba obligando aún a miembros del GOP a cuestionar su inocencia en la posible intervención de los rusos en las elecciones del 2016 en su América the Great.
Se trata de algo muy serio lo que podría imputársele al Presidente Trump y se insinúa un plan de obstrucción por su gobierno que no solamente le dificulta su liderato en su partido, sino que tanto demócratas como republicanos se preocupan más por el desprestigio que pudiera sufrir la oficina presidencial que la realización de los proyectos de gobernanza del país.
La situación ha llegado a tornarse en un misterio con matices de crisis. Y no es exagerado decir, que si Trump ha despedido a Comey porque lo estaba investigando a él en el asunto de los rusos y sus intervenciones en las elecciones presidenciales del 2016 en Estados Unidos, surge la posibilidad de que hubiera un encubrimiento y obstrucción de la justicia, los mismos delitos que hundieron a Richard Nixon en el caso Watergate. Con la diferencia de que aquel fue un caso doméstico mientras que el de Trump lo involucra en uno de carácter internacional y conspirando con una nación hostil a su América the Great.
Y con esos truenos no hay quien duerma en Washington.
Tarde o temprano, la obvia incapacidad intelectual y moral de Donald Trump habría de colocar a su gobierno en situaciones de crisis permanentes a nivel internacional. Y todavía le falta implementar su antipática política de inmigración, la muralla de México y la posible deportación de millones de latinos indocumentados.
¿Cuánto más durará Mr. Trump como presidente de los Estados Unidos?