La libertad es el valor supremo. Los valores no son otra cosa que prioridades.

Y para el ser humano, ser libre es prioridad. Esencial a su naturaleza.

La igualdad es contingencia; su valor depende de la réplica.

Los anexionistas hablan de la igualdad como su ideal, su gran propósito de vida política y al hacerlo rechazan la libertad cuya consecuencia lógica es la independencia. Proponen descolonizar a Puerto Rico integrándolo a los Estados Unidos como el Estado 51 creyendo que, al formar parte de la Unión Federal se igualan a los ‘americanos’ por el vínculo jurídico de la ciudadanía. No entienden que aún quedan como una minoría por su idioma, su etnia, condiciones económico sociales y diferencias culturales que, aún en la anexión, le niegan su ansiada igualdad.

En el debate, Rosselló y Pierluisi, ambos juraron que la estadidad estaba a la vuelta de la esquina porque los puertorriqueños la favorecían y porque los Estados Unidos se mostraban dispuestos a concederla. Para ambos la libertad y la independencia no están en su agenda descolonizadora.

Mienten. Y la mentira es de doble pespunte: porque ni el puertorriqueño prefiere dejar de ser una nación para fundirse en una tan desigual como la: ‘América’ anglosajona. y esos Estados Unidos ni siquiera interesan y mucho menos favorecen admitir a Puerto Rico como el Estado 51. O sea, en un plebiscito de Estadidad: Sí o No ganaría el NO 60 a 40 en Puerto Rico y 80 a 20 en Estados Unidos.

Pero la amenaza de que nos impongan una junta de control fiscal federal es real y ni siquiera puedo imaginarme lo que sería el futuro de nuestra patria ante semejante humillación. Por eso llegó el momento para que todos los independentistas de este país se unan para dar un voto por la independencia de Puerto Rico, sea en los tribunales de La Haya, en la ONU o, a la postre, en las urnas coloniales el 6 de noviembre. Somos los únicos que podemos en verdad descolonizar a este pueblo que ha tocado fondo en la ruina económica y en la moral.

Puerto Rico no puede meramente resolver la contingencia de una deuda sin atender lo esencial de dejar de ser una colonia y hacerse de los poderes de soberanía necesarios para forjar un gobierno capaz de luchar y defender los intereses del pueblo puertorriqueño.

Y eso es: INDEPENDENCIA.