Pese a la resistencia de muchos, Puerto Rico encara un proceso de transformación total.
Un aparato gubernamental quebrantado, sin acceso a los mercados y con un caos fiscal ya auditado. Una situación colonial subrayada, que nos impide tomar control total de nuestro destino, acentuada por la próxima llegada de una Junta de Control Fiscal que buscará “poner la casa en orden”.
Una búsqueda aún infructuosa de ese “todopoderoso” agente catalítico que mueva nuestra economía y logre los niveles de inversión adecuados para volver a terreno positivo.
Esto en sí no es el proceso de transformación total que encara Puerto Rico, más bien el cuadro actual o la radiografía del País. Es este tétrico panorama el que nos lleva a tener que transformar la Isla con urgencia y de manera drástica, si es que queremos sacar los pies del plato de una vez por todas.
El sector privado debe jugar un rol vital en este proceso. Pero si bien hemos sido críticos sobre la falta de consenso que por años ha caracterizado la gestión gubernamental de las distintas administraciones que han liderado el País, también tenemos que reconocer que dentro del sector privado ha reinado una división que muy poco ha abonado al crecimiento de nuestra economía.
Sin duda, cada sector tiene que velar por lo suyo, pero ese ejercicio no se puede dar en detrimento de otras facciones.
Ante la necesidad de reconstruir a un Puerto Rico que se nos derrumba, urge que el sector privado tome un rol de liderato, dejando atrás la pelea chiquita y buscando trabajar en conjunto para fortalecer nuestras oportunidades de crecimiento y reactivar nuestra economía con ímpetu.
Hoy en revista Negocios de El Nuevo Día, nuestros periodistas Marian Díaz y Antonio Gómez, entrevistan a los presidentes de la Asociación de Industriales, Cámara de Comercio y Asociación de Productos de Puerto Rico. En entrevistas separadas, cada uno de los líderes esboza su plan de trabajo y ofrece una visión de cómo lograr crecimiento para sus socios y para Puerto Rico.  A través de las tres entrevistas se puede apreciar una visión común y genuina de querer trabajar con fuerza para lograr un Puerto Rico próspero.
Sin duda, si trabajan en conjunto, al igual que otros líderes del sector privado,  la meta de encaminar nuestra Isla hacia terreno positivo se logrará con mayor celeridad.